Costello dedica 20 canciones a quienes no se fían de "jefes cobardes" como Clinton y Major
El músico británico publica 'Las cartas de Julieta', disco grabado con el cuarteto Brodsky
Elvis Costello piensa que Clinton debió parar el ataque de Bush a Irak el primer día de su mandato, pero "no tuvo coraje". Sobre John Major y los suyos dice que nunca había visto tal repugnante hatajo de mediocres. No se anda con rodeos Costello. A sus 37 años, mantiene esa frescura que le convierte en uno de los músicos más originales y exquisitos de] pop actual. Lo prueba su último disco, Las cartas de Julieta, grabado con el cuarteto Brodsky de música clásica y que está dedicado a todos aquellos que no confunden la idea de cambio con los envoltorios de la cosmética.
Hubo un tiempo en que el rebelde Elvis Costello se parecía a Buddy Holly con sus pelos tiesos y sus grandes gafas de concha; luego se dejó barba y logró cierta similitud a un Robinson Crusoe de ciudad. Ahora, Costello habla en el bar de un hotel de Londres mirando fijamente desde detrás de la fina montura de sus modernas gafas, vestido con un sobrio traje oscuro y entregando como única concesión los colores chillones de la corbata.Aunque es una persona que habla por los codos, nada más alejado del parloteo que los dardos que lanza este músico inteligente e irascible, cuyo primer disco, Less than zero (que fue utilizado luego como título de una celebrada novela), removió en 1977 los ya oxidados cimientos de la música británica, y cuya capacidad de innovación sigue todavía, aunque han pasado muchos años, intacta, como demuestran a la perfección Las cartas de Julieta, disco cuyas canciones se oirán en España en los conciertos del cantante, cuya celebración está prevista para el próximo día 6 de marzo en Barcelona y el día 7 en Madrid.
Envoltorio cosmético
"Aunque hay gente con idea de cambio, el problema es que cualquier tentativa es arropada con envoltorio cosmético. Estuve en América la semana pasada y viví el relevo de Clinton. Mucho ruido sin que el nuevo presidente hubiera puesto los pies en su oficina. ¿Qué cambios trae? Gastaron 30 millones de dólares en la celebración, mientras mucha gente duerme en las calles de Washington. Les podían haber dado esos 30 millones y quizá así hubieran saboreado algo de ese cambio que esperan y que posiblemente nunca llegará".Costello no se fía de un presidente favorable a la pena de muerte. "No estoy nada convencido con Clinton, porque ya ha tenido la oportunidad de hacer una señal de cambio, rechazando esos planes aplastantes, esos desesperados intentos de Bush de capturar unos momentos últimos de gloria atacando a Irak. Clinton tuvo la oportunidad de empezar diciendo 'reconsideremos cada cosa', pero la dejó pasar y no tuvo coraje para detenerla".
Si Clinton le pareció tibio, el presidente británito John Major, con cuya elección -"lo peor de todo"- termina una de las canciones del disco, es definido por Costello como "la vacuidad, un agujero negro" "No creo que haya ninguna diferencia entre Margaret Thatcher y él", dice, "quizá que él es menos competente porque carece de la única cualidad irresistible de ella, que era su energía Major es un hombre sin piedad rodeado de un grupo de gente cuya competencia es realmente discutible y cuyo sentido moral es prácticamente inexistente Creo que desde la perspectiva moral es el más repugnante hatajo de gente que haya visto nunca. Hubo muchos terribles inmorales tomando decisiones en el Reino Unido y en otros países, pero me resulta difícil encontrar gente tan vacía de ética y tan mediocre como los tecnócratas que forman ese grupo".
A Costello, líder de una generación, la nueva ola británica, que rompió los esquemas de los últimos años setenta, le ha tocado vivir su madurez artística en un momento político social en el que "hay un ambiente increíble de insalubridad alrededor".
"No creo que el futuro pueda sernos de gran ayuda", dice. Pero las únicas cosas que merecen la pena, añade, son aquellas que no le salen caras a nadie: "Lo poco bueno que uno puede hacer es quizá ser útil a alguien". En su caso, escribir una canción y dejarse llevar por "el extraño ímpetu de compartirla". "Se puede pensar que es una postura egocéntrica", añade, "pero lo contrario sería la nada".
Autor de más de 250 canciones, para él y para intérpretes tan diversos como Chet Baker, Johnny Cash o Roy Orbinson, algunas de ellas clásicos como Alison, Watching the detectives u Oliver's army, Elvis Costello recibe estos días fotocopias de las críticas que van apareciendo en los periódicos internacionales, en las que las canciones que forman Las cartas de Julieta son recibidas con entusiasmo. Hay quien cree que se convertirá en un disco de culto, como una serie de concesiones para solitarios y románticos identificados con la bella y verídica historia que Inspira el título: un profesor contesta las cartas que llegan a Verona de amantes no correspondidos que envían a Julieta Capuleto, convertida en metáfora universal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.