Viaje sorpresa de Solana a Israel para hablar sobre los palestinos deportados

El ministro español de Asuntos Exteriores, Javier Solana, efectuó ayer un viaje sorpresa y relámpago a Israel, inducido por sus interlocutores árabes, para intentar convencer al primer ministro, el laborista Isaac Rabin, de que flexibilice su postura respecto a los 400 deportados palestinos al sur del Líbano el pasado diciembre, y así reanudar las conversaciones de paz. Solana se entrevistó también con el ministro de Exteriores israelí, Simón Peres.

"España, una vez más, va a hacer gestiones de carácter diplomático, porque es nuestra obligación intentar echar una mano", declaró Solana antes de volar al aeropuerto Ben Gurion. El ministro manifestó que el objetivo de su viaje a Israel era "transmitir al Gobierno de este país la preocupación de los dirigentes políticos árabes, y también de España, por el proceso de lo deportados". En el entorno del. ministro se negó que la labor española consistiese en una mediación.A su regreso a Torrejón de Ardoz, la pasada medianoche, Solana dijo: "Si el problema [de los deportados] no se resuelve en fecha próxima, deberá ser examinado de nuevo por el Consejo de Seguridad de la ONU", del que forma parte España.

"Espero", concluyó el titular de Exteriores, "que en las próximas horas se encuentre una solución aceptable" para los más de 400 palestinos expulsados por el Ejército israelí, el 17 de diciembre, al sur de Líbano y que una resolución del Consejo de Seguridad, la 799, obliga a Israel a readmitir.

Tras ser recibido por el presidente egipcio, Hosni Mubarak, el jefe de la diplomacia española viajó a Jerusalén, donde almorzó con su homólogo, el laborista Simón Peres, al que le une una vieja amistad, y se entrevistó por la tarde con Rabin.

La visita se gestó, según los acompañantes del ministro, en la madrugada del lunes, después de que el titular egipcio de Exteriores, Anir Musa, dejase caer a Solana la conveniencia de que transmitiese al Gobierno laborista israelí el estado de ánimo de sus interlocutores en las tres capitales árabes que acaba de recorrer: Ammán, Damasco y El Cairo.Los anfitriones jordanos de Solana también le sugirieron la semana pasada que podía ser útil un viaje suyo al Estado judío, pero en Damasco, en cambio, ninguna autoridad solicitó, ni siquiera de forma velada, una gestión española. Un miembro de la delegación negociadora israelí, que se reunió con el ministro en vísperas de su gira, también le instó a jugar un papel más activo. Antes de tomar una decisión final sobre la ampliación de su periplo, Solana consultó por teléfono con Felipe González.

La visita de Solana a Jerusalén coincide con la divulgación por el embajador israelí en Madrid, Jacob Cohen, de un documento en el que lamenta que la política exterior española se determine a veces por artículos periodísticos.

[El presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el socialista español Miguel Ángel Martínez, también está en Israel intentado impulsar las conversaciones de paz. En un discurso ante el Parlamento israelí, condenó la deportación de los palestinos y consideró que las causa israelí y árabe son igualmente legítimas].