El boicoteo árabe ensombrece la firma del Tratado de Armas Químicas

El boicoteo de la mayoría de los países árabes ensombreció ayer la clausura de la ceremonia de firma del Tratado de Armas Químicas (TAQ), que prohíbe la fabricación, almacenamiento y utilización de estos mortíferos productos. En los últimos tres días, un total de 130 países suscribieron en París el TAQ, que representa el primer paso de carácter universal en la vía del desarme. Entre los firmantes se encuentran Estados Unidos, Rusia, China, India, Pakistán, África del Sur, Israel, Vietnam, Cuba y todos los países de la Comunidad Europea.Los países que no han suscrito ahora el tratado todavía pueden hacerlo en la sede neoyorquina de la ONU, donde quedará depositado el texto, según recordó el ministro francés de Exteriores, Roland Dumas, al dar por concluida la conferencia. Este tratado entrará en vigor dentro de dos años, fecha a partir de la cual los países que, como EE UU y Rusia, reconocen tener armas químicas, tendrán un plazo de entre dos y tres lustros para asumir la costosa tarea de destruirlas.

Los países árabes han sido los grandes protagonistas negativos de la cita parisiense, al negarse la mayoría de ellos a firmar el TAQ hasta que Israel, única potencia atómica de Oriente Próximo, no se adhiera al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Sólo Marruecos, Argelia, Mauritania y Túnez han suscrito el texto elaborado durante años por los especialistas de la ONU y los jefes de las diplomacias de decenas de países.

Irak, que utilizó armas químicas en su guerra contra Irán y en el aplastamiento de su población kurda, no respondió a la invitación que le había sido enviada. Libia, inscrita en la lista de países presentes en París, se negó en el último momento a firmar. Siria, el tercer país árabe sospechoso de intentar hacerse con la llamada "bomba atómica de los pobres", se escudó tras la decisión de la mayoría de sus "hermanos".

Sistema de verificación

El TAQ pone en marcha un sistema de verificación nuevo en el derecho internacional, al permitir que, en un corto plazo, puedan realizarse inspeccciones internacionales en las instalaciones militares y civiles de los países acusados de fabricar o almacenar armas químicas.

En la capital administrativa de Holanda, La Haya, se instalará una organización internacional encargada de esas inspecciones. Rusia ha pedido la "cooperación económica internacional" para asumir la tarea de eliminar las 40.000 toneladas de armas químicas que reconoce tener almacenadas.