_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Por un espacio económico propio

JOSÉ MARÍA GORORDOEl autor se lamenta de la política industrial del Gobierno del Estado -en ocasiones apoyado por las, instituciones vascas- que está llevando al País Vasco hacia la desertización industrial y propone una defensa de la capacidad de gestionary tomar decisiones en el sector público económico desde las instituciones vascas que está llevando al País Vasco hacia la desertización industrial y propone una defensa de la capacidad de gestioner y tomar decisiones en el sector público económico desde las instituciones vascas.

El plan de la Corporación Siderúrgica Integral (CSI) otorga a Ensidesa una producción de 3,6 millones de toneladas, y a Altos Hornos de Vizcaya (AHV), 0,9 millones. Esto es, la cuarta parte. Se basa en que el País Vasco se juega sólo el futuro de un sector tradicional, con poca importancia en su conjunto por el gran tejido industrial que aún posee, mientras que para Asturias la cuestión es de vida o muerte. ¿Aceptarían los asturianos que AHV produjera 3,6 millones de toneladas y Ensidesa-,0,9 en una miniacería? ¿Se entendería en Asturias que nosotros, los vascos, dijéramos: "Como el los siempre han vivido del Estado, y Euskadi no, ahora, por una vez, que ayuden a quienes nunca históricamente han recibido ayudas estatales porque demostraron eficacia empresarial desde la iniciativa privada?'.Bilbao, Vizcaya, el País Vasco entero, se encuentran hoy en un periodo de decadencia. Los indicadores económicos sitúan al País Vasco en un proceso de declive industrial sin precedentes. Los analistas coinciden en calificar de seria nuestra situación.

Catorce años de declive

En 1976, la industria vizca ína ocupaba a 180.000 personas, mientras que en 1990 ha descendido a 113.000, lo que supone una pérdida neta de 67.000 empleos industriales en estos últimos 14 años. La tasa de desempleo en el mismo periodo pasa de 4,8% a 21,1% en septiembre de 1992. Vizcaya y Guipúzcoa, que desde siempre han venido ocupando los primeros puestos en los rankings de renta per cápita, se ven ahora en la zona gris de la tabla, con dos dígitos y la tendencia a la baja.

Altos Hornos de Vizcaya empleaba en 1976 a 14.000 trabajadores, y en 1992, 6.500, con riesgo de desaparecer en los próximos años si no se corrige el rumbo. La reestructuración de AI[4V afecta a 4.000 puestos directos y otros 15.000 o 20.000 inducidos. Otros sectores siderúrgicos, como el de aceros especiales, la fundición y la forja, han atravesado procesos con similares consecuencias.

Fue rigurosa la reconversión naval, el cierre del astillero Euskalduna, basado más en argumentos políticos que técnicos, pues había sido símbolo de la eficacia empresarial vasca.,

Nuestra flota, orgullo del País Vasco durante siglos, se ha visto reducida a la mitad en estos últimos 10 años. Así, de 40 navieras con 154 buques y una capacidad de carga de 1.800.000 toneladas de registro bruto -TRB- hemos pasado a 18 empresas, 78 barcos y 940.000 TRB.

La crisis continúa.

En 1975 representábamos el 13,67% del total de las inversiones del Estado, por encima de Madrid -11,83%- y ligeramente inferior a Barcelona. Pues bien, para 1983 hemos descendido dramáticamente, situándonos en un 4,741/6 frente al 8,90% de Madrid y al espectacular 40,92% de Cataluña.

El Estado español se ha convertido en un lugar atractivo para las inversiones extranjeras. En 1990, el importe total fue de 1,8 billones de pesetas. Espectacular crecimiento en comparación con el año precedente, un 47%; e igualmente en los cinco años anteriores, con incrementos sostenidos del 43%, 81%, 17%, 48% y el citado 47%.

El desglose por comunidades autónomas es muy irregular: concentración entre Madrid y Barcelona (76% del total). Retroceso de la comunidad autónoma vasca del 10% en 1975 al 2,8% en 1990.

Sectores como la línea blanca, con 1.500 empleos menos en 10 años, o el de elevación, que havisto cómo tres empresas de fabricación de grúas han desaparecido. El sector químico no ha conseguido, ni de lejos, confirmar las expectativas. Petróleos del Norte (Petronor), desde que ha pasado a ser una empresa pública estatificada, sin vínculos con el poder autónomo, está empezando a transmitir preocupación por sus recortes de inversiones o, en todo caso, por el traslado del centro de decisiones, subordinado a Repsol, según- ha manifestado recientemente el sindicato ELASTV.

'No' radical a la CSI

Vizcaya, en 1978, era la primera provincia en -renta per cápita y ahora la veintitanta. La tasa de desempleo era entonces de 4,8%; hoy, del 22, 1 %, y con la miniacería nos acercaremos al 30%. ¿Lo soportará Vizcaya? ¿Lo tenemos que admitir los vizcaínos? Ya ha hecho AHV gran parte de su reconversión. En 1976 empleaba a 14.000 trabajadores, hoy solo a 6.500, y con esos planes a menos de 3.000.

Ensidesa perdió 130.700 millones de pesetas en el último decenio (1981-1990). En el mismo periodo, AHV, 49.000 millones, la tercera parte. ¿Cuántos puestos de trabajo tenía Ensidesa en 1976, y con cuántos quedará al final?

Los trabajadores de AHV, principales -aunque no exclusivos- actores del proceso, han rechazado frontalmente el desmantelamiento.

Una miniacería funciona con chatarra, energía eléctrica y mano de obra. La energía eléctrica es, según datos del Gobierno vasco de septiembre de 1993, un 21% más cara que la media europea, un 40% superior a Francia, 30% más que en Italia o un 8% superior al Reino Unido. La única planta que en estos momentos funciona -EE UU- lo hace con 400 trabajadores para una producción análoga. La chatarra que habrá que importar se cotiza en el mercado intemacional. En estas condiciones, ¿cómo se pretende que tenga rentabilidad? Es más que posible que pierda dinero desde el primer año de funcionamiento, ya que no va a poder competir ni en energía eléctrica, ni en número de trabajadores -se anuncian muchos más que en EE UU- ni ,en precio de chatarra. El acero producido no sirve para fabricar hojalata en Echevarri porque será de mediana calidad y para la hojalata se necesita un acero de alta calidad, como el que hoy se fabrica en Sestao.

El puerto de Bilbao va a perder del orden de tres millones de toneladas entre mineral de hierro, carbón coquizable y otras materias primas y subproductos, y eso no se compensará con la chatarra importada.

En Echevarri la hojalata se fabrica en un tren de laminación de excelente rendimiento. En unos cinco o siete años habrá que comprar uno nuevo por más de 20.000 millones de inversión. En el plan no se contempla la compra de ese nuevo tren, sino que deberá financiarse con los beneficios de la nueva acería. Si ésta no tiene beneficios, ¿quién comprará ese tren? Y si no se puede comprar, ¿no pasará la producción de hojalata de buena calidad a Ensidesa? ¿No se deduce, más bien, que dentro de cinco o siete años nos estaremos cuestionando también la planta de Echevarri?

La enfermedad de AHV es eminentemente una cuestión financiera, no tecnológica ni comercial, por lo que el tratamiento al enfermo, basado en estos dos antibiáticos, es erróneo.

No nos dejemos engañar por el espejismo de Europa, no sea que mientras permanecemos con la boca abierta pronunciando grandes palabras -¡qué bella es Europa, cuán europeos somos!- tiremos por la borda cientos de miles de millones de historia, de realidad, que, aunque vieja, es la única que tenemos, y nos empiecen a llenar la despensa desde los lobbies industriales alejados de nosotros. Hay que pensar en las generaciones futuras. Y para ello es importante mantener la autoridad industrial, las fábricas, los talleres y las sedes de los consejos de administración cerca, no sea que el ayer -Euskalduna- o el hoy -Acenor, ARV o acuerdos de pesca- nos hayan hecho tan insensibles que no vemos que llevamos camino directo a la desertización industrial.

De mi época de alcalde me suelen recordar algunos que endeudé excesivamente al Ayuntamiento de Bilbao. Si por gastar para Bilbao y sus gentes unos miles de millones se es gastador, yo soy gastador. Pero, ¿qué son, sino despilfarro, y no gasto, los 50.000 millones de la cabecera de Sestao instalados hace apenas tres años y que ahora lo quieren tirar por la borda?

No es correcto que Vizcaya pueda soportar la desaparición de los altos hornos de Baracaldo y Sestao que inciden sólo relativamente en su tejido industrial. Nuestras abuelas solían decir: "Quita y no pon, se acaba el montón".

Lo que es lamentable es que la política industrial del Gobierno del Estado -en algunas cuestiones apoyado incomprensiblemente por el Gobierno y el Parlamento vasco, como en el caso de AHV- es la que nos está llevando al País Vasco hacia la desertización industrial, sin más. No, por tanto, a perder un solo puesto, si antes, previamente, no se crea el nuevo.

Hay algunos que ven detrás de ello una estrategia política: los vascos, pobres y sin industria, humillados, se rendirán, por fin. Es algo así como: "Ni independencia, ni berzas; comeréis lo que nosotros os queramos dar". Yo me niego a creerlo. Pero si hay alguien que así piensa se va a equivocar. De momento, lo que hasta ahora se está consiguiendo es que cada vez nos aglutinemos más personas y sectores sociales en defensa no sólo de nuestra industria, sino también de la capacidad de gestionar -y tomar decisiones en el sector público económico, desde las instituciones vascas, esto es, en la construcción de un espacio económico vasco.

fue alcalde de Bilbao."

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_