El 'Cascanueces' de Mark Morris arrasa en la Navidad neoyorquina
El ballet se inspira en los dibujos animados
La estrambótica versión de Cascanueces interpretada por el ballet de Mark Morris en la Academia de Música de Brooklyn ha sido uno de los éxitos de la temporada de Navidad en Nueva York. Mark Morris aporta una nueva visión al ballet sobre la música de Chaikovski, sustituyendo a los tradicionales juguetes por joes y barbies con una escenografía ambientada en los años sesenta que recuerda, en colorido y desmesura, a los dibujos animados. No hay nada tradicional en este típico relato navideño.
Morris traslada a los excesivos sesenta la obra creada para la Rusia imperial y estrenada en San Petersburgo hace 100 años; pero no acaban ahí los giros sobre el tradicional Cascanueces, que se pasa a llamar La nuez dura o Duro de pelar. El director del proyecto, el norteamericano Mark Morris, que creó su compañía en los años ochenta, ha manifestado que no existe ninguna intención de defender la homosexualidad en el travestismo de los personajes: "Simplemente he distribuido entré mis 35 bailarines los papeles; cuando hacen de flores, son flores, y cuando hacen de copos de nieve, copos de nieve, sin pretender distinciones de sexo".Donde sin duda Mark Morris trata de enviar un mensaje contra los valores tradicionales norteamericanos es en el retrato de la familia sobre la que gira la obra. La madre, interpretada por el fornido Barry Alterman, es un ama de casa adicta a las pastillas; el padre, un apocado hombrecito; la hija adolescente, una aspirante a la ninfomanía, y el hermano de la protagonista, un psicópata interpretado por una mujer.
Morris es, para algunos críticos, la esperanza para la revitalización del ballet en Estados Unidos, y para otros, un vanguardista que sólo trata de sorprender. Sus bailarines no poseen una técnica depurada, pero sus movimientos transmiten frescura, y a juicio de las risas del auditorio del teatro, los golpes de humor dan en el blanco.
La obra de Morris, que cierra a fin de año tras dos semanas en cartelera, introduce el vídeo como apoyo al ballet, y reinterpreta los bailes sociales, desde el hokey-pokey hasta la polca y el vals. En el primer acto, cuando la familia se reúne con los amigos y abren los regalos de Navidad, todo el escenario está dominado por la moda y las pelucas de los años sesenta, armonizadas en un juego de estampados que juega con los colores verdes y rojos. En el segundo acto, un amigo de la familia le cuenta a la pequeña Marie la historia de los reyes que vieron cómo una rata deformaba la cara de su princesa. El roedor les echa a los reyes una maldición y les dice que su hija no sanará hasta que un pretendiente sea capaz de partir la cáscara de una nuez. El rey y la reina, que en la versión de Morris parecen sacados de la versión de Alicia en el pais de las maravillas de Walt Disney, envían a un delegado a recorrer el mundo para buscar al hombre que romperá el hechizo. Cuando el pretendiente aparece, tras 15 años de búsqueda, y rompe la nuez, la princesa, transformada en una bella joven, le rechaza porque se empieza a convertir en un cascanueces.
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