Maurice Béjart estrena cuatro nuevas coreografías en Lausana
El creador se refugia en el trabajo tras la muerte del bailarín Jorge Donn
El coreógrafo marsellés Maurice Béjart ha presentado estos días en Lausana, ciudad suiza donde se ha instalado desde hace más de tres años, cuatro nuevas obras con el Rudra Ballet Laussane. Sumido en un estado de visible languidez desde la reciente muerte por sida de su amigo íntimo, el bailarín argentino Jorge Donn, Béjart es mantenido a distancia de toda supuesta injerencia interna a su círculo íntimo. "Desde que murió Jorge Donn, no hay entrevistas ni nada que se le parezca, sino trabajo, trabajo y trabajo, en todo lo que parece una huida hacia adelante", dice su portavoz Michelle Dohin.
La enfermedad y muerte del bailarín fetiche de Béjart ha oincidido con su decisión de recuestionar la propia labor creadora de este coreógrafo francés de 65 años. En apenas una semana, el Metropole, un antiguo cine-teatro de principios de siglo de Lausana, ha servido de escenario para el estreno de sus últimas creaciones, donde hace un homenaje al mundo cinematográfico.La crucifixión, una coreografía teatralizada con la que Béjart, recupera la idea original de Charles Chaplin de realizar una película con el músico ruso Igor Stravinski y que el cineasta describió en sus memorias. En La nuit, Béjart introduce toda una serie de personajes que recuerdan al cineasta francés Jean-Luc: Godard.
La última presentación de Maurice Béjart en el Metropole ha contado con un avance del estudio sobre Sisí, la emperatriz anarquista, que iniciará la temporada londiñense, además de la última presentación en primicia de ópera dedicada a Pasolini y de El mandarín maravílloso inspirado en la obra de Fritz Lang.
Con un solo para Sylvie Guillem, encarnando a la emperatriz Elizabeth de Austria que "fuera asesinada por un anarquista que no sabía que ella también era anarquista", Béjart quiso ofrecer su regalo de Navidad en la presentación final de las últimas creaciones realizadas.
Espectáculo total
Como en las precedentes, la velada propuesta por Béjart estuvo introducida por sendas proyecciones de cortometrajes seleccionados por el estudioso de Luís Buñuel, Freddy Buache, director de la Filmoteca suiza.Dedicada a Pasolini, Opera es un intento más de Béjart de acercarse al espectáculo total y común denominador de las obras presentadas en primicia en Lausana.
En la proposición de Béjart se conjugan todos los estereotipos simbolizados con insistencia y acompañados en este caso con música de Verdi. Desfile de obispos, fusilamientos de reovolucionarios, los apóstoles jugando al fútbol, o una doncella comiendo una manzana. El amor, la muerte, la comedia del arte están omnipresentes y a una coreografía llena de color.
Maurice Béjart intenta ser más expresionista que los autores de su fuente de inspiración. Un travesti cini Ángel Negro con tacones y maquillaje de FAuno de Nijinsky, coomo Frizt Lang predijera antes de la prohibición de Konrad Adenauer en 1956. Alos símbolos de entre dos guerras, en plena República el Angel Azul, Sigrid, héroe y víctima, símbolo y fracaso de un ideal encarnado por Gil Román con atuendo maoísta. Anunque no consentirá morir hasta conseguir su espasmo final rodeado con el cuerpo de baile femenino, en riguroso atuendo íntmo negro.
Algunas de estas creaciones con la nueva compañia de pequeño formato, que no sobrepasa los 30 artistas, prodrán ser vistas en España dentro del programa de actos del Año Jacobeo eb SAngiago y Vigo a lo largo de 1993.
Babelia
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