Laurent Fabius rectifica y pide ser juzgado por el caso de la sangre contaminada con sida
A Laurent Fabius le remordió la conciencia durante toda la jornada de ayer. O quizá le pesó más la conciencia de haber cometido un terrible error político. Lo cierto es que, a primeras horas de la noche, el ex primer ministro socialista anunció su deseo de comparecer ante el Alto Tribunal de Justicia por su presunta responsabilidad en el escándalo de la sangre contaminada con sida. En la madrugada anterior, los diputados socialistas habían bloqueado en la Asamblea Nacional el proceso de comparecencia ante ese organismo de Fabius y dos ex ministros del Gobierno que dirigió a mediados de los ochenta. Esa autoamnistía provocó un monumental escándalo. El 75% de los franceses quiere que se juzgue a los políticos presuntamente implicados.
A lo largo de toda la jornada, las fuerzas de la oposición, las víctimas supervivientes de la contaminación y las asociaciones de hemofílicos multiplicaron las declaraciones de condena de la decisión de los diputados socialistas de no enviar a ninguno de sus correligionarios ante el Alto Tribunal, el único organismo francés que puede juzgar a los ex ministros por presuntos delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones. Tal fue la amplitud de la protesta que el propio primer ministro socialista, Pierre Bérégovoy, se desmarcó públicamente de la decisión de los diputados de su partido, e hizo saber que el presidente François Miterrand compartía su enfado.Eso llevó a Fabius a efectuar una espectacular declaración por la noche. El ex primer ministro y actual primer secretario del Partido Socialista manifestó su deseo de comparecer ante el Alto Tribunal. "Sería destructor que los ciudadanos se quedaran con la impresión de que los políticos estan por encima de las leyes", dijo. Tres de cada cuatro franceses desean que los políticos presuntamente implicados en el caso de la sangre contaminada se expliquen ante la Justicia.
Rechazo inicial
Había sido el rechazo de Fabius a ser juzgado lo que había llevado a los diputados socialistas a negarse a votar en la madrugada de ayer la resolución adoptada la pasada semana por el Senado. La mayoría relativa de los socialistas en la Asamblea Nacional bloqueaba así el proceso abierto por la Cámara alta, donde es mayoritaria la derecha.El Senado había exculpado a Fabius, pero había acusado de homicidio involuntario y no asistencia a persona en peligro a Georgina Dufoix, ex ministra de Sanidad, y Edmond Hervé, su secretario de Estado en 1985-1986, el período en que miles de hemofílicos recibieron de un organismo público transfusiones de sangre contaminada con sida.
Dado que Fabius aceptaba la exculpación del Senado y manifestaba su contento por no ser juzgado, a los diputados socialistas les pareció "una injusticia" enviar al Alto Tribunal a Dufoix y Hervé. No votaron la resolución del Senado y, puesto que, para seguir adelante, ésta necesitaba el apoyo de la Asamblea Nacional, cerraron así el caso.
"Los socialistas se han autoamnistiado como en 1990 en el caso de la financiación ilegal de la vida política", declaró el diputado gaullista Jacques Toubon. "Al no ser juzgados, Fabius, Dufoix y Hervé arrastrarán toda su vida el peso de una sospecha infamante", subrayó el centrista Charles Millon.
Los propios socialistas comenzaron a tomar conciencia de la gravedad de su decisión. "Nos hemos suicidado electoralmente", dijo uno de ellos. Todos los medios de comunicación subrayaban que la autoamnistía agravaría la anunciada derrota socialista en las legislativas de marzo. Las víctimas de la contaminación, sus familiares y las asociaciones de hemofílicos calificaban de "bochornosa" la decisión de los diputados. Bérégovoy salía a la palestra para condenar la actitud de sus parlamentarios. Y al final, Fabius cambió de opinión y pidió ser juzgado. Todo comienza de nuevo.
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