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450.000 personas acuden a dos actos contra el racismo en Francfort y Hamburgo

La sociedad alemana sigue movilizándose contra la violencia neonazi. Las más famosas bandas de rock del país se reunieron ayer en Francfort, al aire libre, en el centro de la ciudad, para ofrecer un concierto gratuito contra el racismo y la xenofobia bajo el lema: "Hoy ellos; mañana, tú". Pese al frío y lo desapacible del tiempo, más de 100.000 personas acudieron a la convocatoria, según testigos presenciales. En Hamburgo, en un acto similar al que tuvo lugar el fin de semana pasado en Múnich, 300.000 personas formaron una cadena humana por la noche portando velas y antorchas bajo el lema: "Contra la xenofobia por la tolerancia".

Klaus Meine, el cantante del grupo Scorpions, cuya canción Winds of change se convirtió en la música de referencia de la caída del muro de Berlín en y de los acontecimientos del el otoño mágico de 1989, fue el primero en subir al escenario situado en la explanada frente al recinto ferial de Francfort. "Estamos aquí para enfrentarnos al racismo. La ola de odio y violencia que sacude este país tiene que ser detenida", dijo.Prácticamente ninguna de las figuras clásicas de la música popular alemana faltó a la cita. Peter Maffay, Ulla Meinecke, Die Toten Hosen o Udo Lindembergh, que introdujo su actuación al grito de "!Nazis, cerdos¡", entre muchos otros, cantaron cada uno una sola pieza compuesta en la mayoría de los casos para esta ocasión. Entre el público, que bailaba sin parar para luchar contra el frío, pocas pancartas, algunas banderas negras o rojas, y mayoría de jóvenes.

Hacia el final del concierto, retransmitido en directo por la primera cadena de la televisión pública alemana, cuando ya anochecía, el cantante Marius Müller recordó al público que en aquellos momentos se iniciaba en Hamburgo una cadena de luces similar a la que tuvo lugar en Múnich el domingo pasado.

El fútbol se solidariza

Los músicos se unieron así ayer en la lucha contra el racismo neonazi a otros colectivos como los futbolistas que en la jornada de la Bundesliga de este fin de semana portaban todos camisetas con la leyenda: "Mi amigo es un extranjero". Desde el pasado 8 de noviembre, cuando más de 350.000 personas desfilaron en Berlín, no ha habido prácticamente fin de semana en que no se produjera una manifestación masiva contra la violencia neonazi.En la ciudad portuaria de Hamburgo, niños, jóvenes y adultos formaron una cadena humanas de 12 kilómetros de longitud. Los participantes, que portaban velas y antorchas, estuvieron acompañados por el repique de las campanas de 250 iglesias de la sociedad.

Diversas localidades alemanas albergaron actos similares durante el pasado fin de semana. En Düsseldorf, cerca de dos millares de croatas, serbios, turcos y trabajadores alemanes tomaron las calles de la ciudad el pasado sábado en una marcha silenciosa.

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Sin embargo, quienes predican el odio contra los extranjeros y pretenden resucitar en Alemania el fantasma del nacional socialismo, no se resignan a saberse en minoría. Como cada fin de semana, los violentos dejaron de nuevo su marca. En las afueras de Múnich, unos desconocidos prendieron fuego a un albergue para refugiados, ocupado, mayoritariamente, por personas que huyen de la guerra civil en la antigua Yugoslavia.

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