Tibio

Resultó paradójico que un gran comunicador de, sentimientos como Manolo Tena tardara tanto en calentar el ambiente. Este músico, que se destaca precisamente por tocar la fibra sensible del oyente, hubo de esperar a la tanda de Alarma para ver al público en movimiento. Un recinto abarrotado y expectante recogía el regreso de uno de los compositores más apreciados de la escena española.Tena fue satírico durante la transición con Cucharada, roquero sin espacio en Alarma, y en solitario desnuda su intimidad y se nos presenta más y más humano. Rodeado siempre de ese hálito de injusto perdedor, la música de este joven veterano provoca una sanísima melancolía. Sangre española empapa de sensaciones por debajo de una producción a todo lujo que no aplasta esas confesiones públicas de Quiero beber y no olvidar o Qué te pasa. Es la vuelta de un talento desaprovechado en la' función comercial. Enfundado en caros laboratorios y músicos de caché, el segundo álbum de Manolo Tena es una apuesta de máximo calibre en la que solamente cabe, como en uno de sus títulos, el Ahora o nunca.

Manolo Tena y su banda, en la que permanece la mayoría de los fieles músicos que le han venido arropando en directo, iniciaron el concierto con Marilyn. Siendo una de las joyas del repertorio de Alarma, el tema despertó escasa respuesta. Luego se introdujo en una serie de canciones de Sangre española, reciente cosecha que el público aún no ha digerido bien. Ni tan siquiera la extraordinaria adaptación de Otis Redding.

Canciones embriagadoras

Sentado en el muelle de la bahía capturó la emoción. Tena, tímido, amarrado al vaso, empezó a obtener una acogida más cálida cuando el pop-rock urgente de Lola, Preparado para el rock'n roll o Tan raro contagió su entusiasmo. Para los bises sacó a pasear a su niña bonita, la elogiada Frío.Autor de una brillante colección de canciones embriagadoras, este significado solista ha de vencer ese enemigo interior que le impide desatarse ante la afición. Tena es personaje contradictorio: no le importa desvestirse ante el oyente, pero se incomoda frente al espectador. Si bate su propia resistencia, si logra que no le vendan como baladista de amores y desamores, tanto él como nosotros encontraremos al músico pleno que no se retrae en su faceta pública.