La marca negra obliga a suspender el marisqueo hasta el límite con el Cantábrico

El petróleo del Mar Egeo, el buque encallado en La Coruña con 80.000 toneladas de crudo a bordo, alcanzó ayer el límite del mar Cantábrico, el cabo Ortegal, hasta donde la Xunta de Galicia extendió ayer la prohibición del marisqueo. Así, se ven amenazados los principales bancos de percebes, situados en las localidades de Valdoviño y, Cedeira. La mejoría del tiempo ha permitido a los técnicos inspeccionar los restos del buque.

La Consellería de Pesca de la Xunta gallega prohibió ayer el marisqueo de bivalvos, erizo y percebe desde el cabo Prioriño y hasta el cabo Ortegal, límite del Atlántico con el Cantábrico.En Valdoviño, localidad situada entre ambos cabos, los vecinos se despertaron ayer con un intenso olor a petróleo. Máquinas excavadoras se afanaban en levantar un muro de arena para impedir que el crudo penetrase en una laguna en la que hay una reserva de aves.

El temporal amainó ayer y por fin técnicos de Marina Mercante pudieron inspeccionar la popa del Mar Egeo. Las estimaciones técnicas indican que en el tanque número 9 -uno de los dos que no explotaron- todavía queda crudo en "una cantidad considerable", y en otros aparecen restos de combustible en menor proporción, informa Efe.

"Estas navidades vamos a comer turrón negro, del más barato", comenta con una triste sonrisa Juan Leal, un marinero de Mugardos. Leal tiene su ropa de agua completamente cubierta de petróleo. Junto a un numeroso grupo de pescadores lleva dos días extrayendo crudo de la ensenada de Mugardos, pueblo de 7.000 habitantes, próximo a Ferrol, de los más perjudicados.

La Xunta calcula que el accidente del Mar Egeo afectará la economía de 2.500 familias que viven directamente del mar. El oro negro puede haber destruido 10 toneladas de moluscos.

En Ferrol, la marea negra parece la última de las plagas de la comarca. Las sucesivas reducciones de plantilla en los astilleros públicos de Astano y Bazán dejaron sin trabajo al 30% de la población activa.

Negro futuro

"Ya estábamos mal por la reconversión y ahora nos cae esto. Ha sido un palo muy gordo", afirma Ramón Toimil, alcalde de Mugardos. Las 300 familias que viven del mar en Mugardos se hallan angustiadas desde que hace seis días vieron la gran columna de humo que despedía el Mar Egeo. "Algunos ya hablan de emigrar. ¿Mi futuro? Cómo lo voy a ver, muy negro", indica Xosé Antón Bastida, de 24 años, y pescador desde los 16.En esta zona no se extraía marisco desde hace varias semanas en espera de que los precios subiesen durante la Navidad.

Sólo unos días antes del accidente aún se celebraban asambleas de pescadores para reclamar el pago de las indemnizaciones por la catástrofe del Urquiola, otro petrolero que explotó en La Coruña en mayo de 1976. Las ayudas del Estado están aprobadas desde hace un mes. "Y lo que vamos a cobrar es una miseria: 200.000 pesetas después de 16 años", explica Manuel González en la oficina de la cofradía de pescadores. Desde el accidente del Urquiola, la ría no ha vuelto a ser la misma: hasta 1976 en las buenas épocas se recogían 15.000 kilos de almeja al día; ahora, las capturas no pasan de 2.000 kilos.

Los pescadores atribuyen este descenso a los detergentes que se usaron para dispersar el petróleo. Rosendo Fernández Abeledo, que a sus 63 años dice haber dado la vuelta al mundo "cuatro o cinco veces" en petroleros y mercantes, no se fia y teme que finalmente también en este caso se utilicen productos químicos.

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