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El Parlamento de Checoslovaquia acepta finalmente la partición del país

El Parlamento checoslovaco aprobó ayer por un estrecho margen de votos la ley que sanciona la desaparición de la federación checoslovaca, después de fracasar en dos ocasiones anteriores en su intento de legalizar de forma constitucional la división del país. Según la ley aprobada ayer, Checoslovaquia dejará de existir como Estado común de checos y eslovacos, fundado en 1918, el 1 de enero próximo, y en su lugar nacerán dos repúblicas independientes, la checa y la eslovaca, sin que sus ciudadanos hayan podido pronunciarse en referéndum.

En la Cámara de las Naciones del Parlamento Federal votaron a favor de la ley 45 diputados de la parte checa y 46 diputados de la parte eslovaca de esta asamblea, en la que cada grupo nacional cuenta con 75 escaños. Para la aprobación de la ley eran indispensables 45 votos checos y otros 45 eslovacos. En la Cámara del Pueblo del Parlamento Federal, que cuenta con 150 escaños, se pronunciaron a favor de la desaparición 92 de los diputados, sólo dos más de los necesarios.Con esta histórica votación, el máximo órgano legislativo checoslovaco pone punto final a dos años de disputas sobre el ordenamiento estatal de Checoslovaquia.

El ex presidente VácIav Havel propuso ya a finales del año 1990 la celebración de un referéndum para que los más de 15 millones de checos y eslovacos se pronunciasen sobre el futuro de Checoslovaquia. A pesar de que su propuesta fue respaldada por más de 2,5 millones de ciudadanos checoslovacos que el año pasado firmaron el Llamamiento para una consulta popular, el Parlamento federal la rechazó en diciembre de ese mismo año.

Tras más de una decena de infructuosas reuniones de las direcciones políticas checa y eslovaca, se celebraron el pasado mes de junio de este año elecciones parlamentarias en las que triunfaron, en la república checa, el conservador Partido Democrático Cívico -encabezado por Václav Klaus-, y, en la república eslovaca, el nacionalista Movimiento para una Eslovaquia Democrática, de centro-izquierda, liderado por VIadímir Meciar. El antagonismo político entre los dos líderes nacionales agudizó aún. más la crisis constitucional checoslovaca.

Mientras el partido de Klaus había manifestado claramente en su programa electoral que Checoslovaquia podría seguir existiendo sólo como una federación o en caso contrario dividirse en dos Estados independientes, el movimiento de Meciar enarboló desde el mismo momento de su victoria electoral la bandera de la confederación.

Pero ya a finales del pasado mes de junio, pocas semanas después de las elecciones, los dos dirigentes coincidieron en que, dadas jus insalvables diferencias de criterio sobre la futura forma estatal de Checoslovaquia, era necesario encaminar todos los esfuerzos para alcanzar la desaparición del Estado común el 1 de enero de 1993, por la vía pacífica, pero sin recurrir a un referéndum.

El primer ministro checo, Václav Klaus, consideró que el auténtico referéndum fueron las elecciones en las que más del 50% de los eslovacos votó a favor de la desintegración de la federación, ya que, en opinión de Klaus, el triunfo en Eslovaquia de la opción confederal equivalía a la negación de un Estado común. Por otro lado, Kláus consideraba que un referéndum no serviría más que para la balcanización de la crisis.

Las últimas encuestas revelaban que aproximadamente un 50% de la población checa y eslovaca no estaba a favor de la división del país por temor a las nefastas consecuencias económicas de la separación.

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