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No habrá libre circulación de personas dentro de la CE antes del verano de 1993

Lluís Bassets

El 1 de enero de 1993 será un día menos espectacular de lo que habían previsto los impulsores del mercado único. En líneas generales, habrá libre circulación de mercancías, capitales y servicios o, como mínimo, ningún Estado podrá mantener los obstáculos fronterizos. Pero lo más importante, las personas, no podrán circular libremente. Los aeropuertos seguirán manteniendo los controles de pasaportes, y las instalaciones de las fronteras terrestres se mantendrán intactas. Nueve Estados, los del llamado Grupo de Schengen, están trabajando intensamente para intentar levantar los obstáculos antes del verano, pero el ambiente es de morosidad y pesimismo.

El secretario de Estado para Europa, Carlos Westendorp, como presidente en ejercicio del Grupo de Schengen, que agrupa a nueve de los doce socios (España, Francia, Italia, Luxemburgo, Bélgica, Holanda, Alemania, Portugal y próximamente Grecia) compareció ayer ante la Comisión de Libertades y Derechos Humanos del Parlamento Europeo para explicar el estado en que se halla el convenio y sus consecuencias prácticas. Los países del Grupo Schengen están avanzando en la eliminación de fronteras por su cuenta, debido a que tres países -Reino Unido, Irlanda y Dinamarca- no consideran que el Acta única les obligue a eliminar los controles.

Para que sea realidad la libre. circulación de personas, todavía falta que los países firmantes del Convenio de Schengen terminen de ratificarlo. Actualmente, sólo dos países (España y Francia) lo han hecho. Después deben tomar la decisión de levantar los obstáculos fronterizos de forma coordinada un mismo día que no ha sido todavía precisado. Para ello deberán reformarse varios aeropuertos, de forma que puedan separarse los vuelos originarios de países Schengen de los vuelos exteriores, incluyendo en ellos a los tres países comunitarios que no quieren abrir sus fronteras. Según Westendorp, es dificil que todo este proceso esté terminado antes del verano.

El conjunto de la CE se halla todavía más lejos. Hay un problema de reconocimiento de las fronteras exteriores de la CE, derivado de la situación de Gibraltar. España no quiere aceptar que las actuales fronteras con el Peñón se conviertan en fronteras interiores de la Comunidad. De otra parte, los tres países exteriores a Schengen desean mantener su propio control sobre los inmigrantes exteriores a la CE.

España ha tenido un papel muy destacado en el Grupo de Schengen, hasta el punto de que sus socios le han pedido que prolongue su presidencia semestral otros seis meses. La aceleración de las medidas de libre circulación dependerá, así, de la diligencia de las autoridades españolas.

Demanda noruega

El secretario de Estado se mostró, de otra parte, bastante pesimista respecto a las perspectivas financieras de la CE o paquete Delors II y sobre las posibilidades de éxito de la cumbre de Edimburgo, en la que el Gobierno de John Major se jugará a una sola carta los resultados de su presidencia semestral de la CE.

Por otra parte, la primera ministra noruega, Gro Harlem Brundtland, se reunirá hoy en Londres con con Major para presentar la demanda oficial de Noruega para ingresar en la CE.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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