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La crisis económica

El Banco de España confirma que la economía está creciendo menos del 1% desde el mes de julio

La economía española está creciendo por debajo del 1% desde el mes de julio, la menor tasa de los últimos 10 años, según el Banco de España. El Boletín Económico de octubre ofrece un panorama especialmente pesimista sobre los indicadores fundamentales -"caída de la tasa de inversión y actividad, disminución del empleo, aumentos de los desequilibrios exterior y público y tensiones salariales"-, y llama la atención sobre la falta de resultados en la convergencia con la Comunidad Europea en precios y costes.

A su juicio, la única fórmula para mantener la competitividad y la estabilidad cambiaria es reduciendo el déficit público e incidiendo en la moderación salarial y la flexibilidad laboral.

De esta forma, el Banco de España confirmaba ayer los malos augurios que existen sobre la economía española. Aunque el informe trimestral renuncie a hacer previsiones respecto a fin de año, el análisis de la situación es lo suficientemente explícito como para confirmar que el crecimiento económico será inferior a las cifras que baraja el Gobierno (1,5% en 1992 y 1% en 1993). Además, el dato central del informe es concluyente. La autoridad monetaria estima que el producto interior bruto (PIB) del tercer trimestre del año tuvo el menor aumento de la última década y sitúa la tasa de crecimiento por debajo del 1%.

Desajustes internacionales

El informe reconoce que "el periodo recesivo en el que se desenvuelve la actividad económica internacional se está prolongando más de lo previsto, como consecuencia de los desajustes que se registraron en la fase de expansión precedente y de la falta de coordinación de las políticas económicas entre los distintos países".Añade, sin embargo, que la caída del ritmo de crecimiento en España, por sexto trimestre consecutivo, sigue reduciendo el diferencial positivo español respecto a la media de los países comunitarios, sin que haya implicado "una mejora en la convergencia en las tasas de aumento de precios y costes". Esta desaceleración ha situado la tasa anual de crecimiento del PIB desde el 2,8% en el primer trimestre de 1991, hasta el 1% actual, con caída de entre dos y tres décimas cada tres meses.

Desglosando los indicadores que conforman el crecimiento del producto interior bruto, el informe destaca la caída de la inversión en bienes de equipo y la evolución negativa del sector de la construcción, que sitúan la formación bruta de capital en términos negativos. También se refiere a la fuerte desaceleración del consumo privado "por la mayor intensidad del efecto contractivo que sobre la renta disponible de las familias está ejerciendo la caída del empleo, el aumento de los precios y las transferencias del sector público", y del comercio exterior.

Indica también el documento que los déficits exterior y público se han acelerado, que las tensiones inflacionistas se han agravado y que se está destruyendo empleo a una tasa del 1,3% para el conjunto de la economía y del 3,5% en el sector privado. "La constatación de todos estos factores", añade, "ha coincidido con una situación en la que las incertidumbres sobre la ratificación del Tratado de Maastricht y la falta de progreso suficiente en los programas de convergencia han hecho que los mercados se encuentren cada vez más sensibilizados ante las condiciones internas de las economías".

Tras esta descripción fatalista de la situación económica, el Banco de España insiste en las recetas que viene defendiendo desde hace años para luchar contra los desequilibrios estructurales y no hacer que todo el peso recaiga sobre la política monetaria.

Destaca, entre ellos, la reducción del peso del sector público, la moderación salarial y la puesta en marcha de las reformas pendientes. La autoridad monetaria hace mención expresa a una mayor flexibilidad de los mercados y de la normativa laboral, que aumenten la productividad global de la economía española.

Los consejos del banco emisor se resumen en el siguiente párrafo del informe: "El esfuerzo de austeridad incorporado a la Ley de Presupuestos Generales del Estado para 1993 requiere el respaldo de la ejecución presupuestaria estricta, que debería hacerse extensiva a las Administraciones Públicas, y la negociación salarial del próximo año habría de ajustarse a las condiciones de rentabilidad de las empresas, asumiendo una moderación efectiva, en consonancia con las dificultades que experimenta la economía y abandonando la cláusulas de indicación con inflación pasada".

Respecto a la peseta, el informe del Banco de España señala que su debilidad no se debe solamente a las tensiones del Sistema Monetario Europeo (SME), sino también a "los insuficientes progresos en el ajuste de la economía a un sistema de tipos de cambios fijos, donde una paridad sólo es sostenible si se avanza decididamente en el proceso de convergencia".

La Unión Monetaria

El gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, aseguró ayer que el Mercado Único Europeo llevará ineludiblemente a la Unión Monetaria. Rojo participó, junto al presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Luis Carlos Croissier, yal del Banco Central Hispano (BCH), José María Amusátegui, en el acto de presentación de uno de los números de la Revista de Occidente, que edita la Fundación Ortega y Gasset, dedicado al futuro económico de Europa.Luis Ángel Rojo basó su afirmación en que el Mercado único provocará innovaciones financieras que llevarán a los ciudadanos a reestructurar sus carteras y a diversificarlas en divisas, lo que, a su vez, provocará una mayor inestabilidad cambiaría que los Gobiernos nacionales tendrán muchas dificultades en controlar. Ello favorecerá, según el gobernador del Banco de España, la puesta en marcha de la Unión Monetaria.

Por su parte, Luis Carlos Croissier señaló que la Unión Monetaria será el fin lógico y necesario de un proceso de integración económica muy avanzado. Añadió que, con el actual nivel de integración entre las economías europeas, no es posible permanecer sin moverse, y destacó que si no se producen avances, el coste para los mercados de valores será "tremendo".

Por último, José María Amusátegui indicó que la reciente tormenta monetaria ha puesto de manifiesto que los países más castigados han sido los menos estables económicamente, y que la construcción europea "requerirá sacrificios".

José María Amusátegui solicitó a las autoridades económicas que aceleren los procesos de estabilidad para hacer frente en las mejores condiciones posibles a futuras inestabilidades. Además, pidió a los banqueros que "no se exciten ante las posibilidades de negocio que puedan ofrecer nuevas turbulencias, porque ese no es su negocio".

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