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Erice y Antonio López estrenan 'El sol del membrillo' en Barcelona

El sol del membrillo, la película de Víctor Erice sobre el trabajo del pintor Antonio López, se estrenó anoche en Barcelona, antes de que en Madrid se haya dilucidado la modalidad de su estreno, por divergencias entre los productores y la distribuidora. En la presentación del filme a los medios informativos, organizada por la Asociación Catalana de Críticos Cinematográficos, Erice afirmó que, tal como está el cine español, "no sería extraño que tuviese que esperar otros 10 años" antes de rodar su próxima película. El director dijo que hacer películas realistas es "un acto de supervivencia".

Los distribuidores comerciales del filme vincularon su estreno en Madrid a la inauguración de la exposición antológica del pintor, que acaba de posponerse tras la reciente polémica entre el artista y la dirección del Centro de Arte Reina Sofía.

Galardonada en el Festival de Cannes, donde obtuvo el premio de la crítica y el especial del jurado, y recientemente también en el de Chicago, en el que se alzó con el de mejor filme de ficción, El sol del membrillo constituye un ejemplo extremo de película fronteriza entre el documental y la reconstrucción ficticia de la realidad.

Un experimento

Planteada como un experimento incluso para quienes contribuyeron a su realización (nunca hubo un guión previo y las personas que aparecen en la película, entre ellas los pintores Enrique Gran, María Moreno y José Carretero, se encarnan a sí mismos), El sol del membrillo constituye igualmente un ejemplo de indagación sobre el tiempo cinematográfico, uno de los temas estelares de los cineastas de la modernidad.También, la presencia voluntaria de la cámara, no como generadora de las imágenes, sino como un ojo mecánico, evoca la deliberada operación de actuación sobre lo real. "Pusimos allí la cámara a sabiendas de que su presencia es una especie de fórceps de la realidad", afirma Erice. "Quisimos reproducir ese ojo sin alma del cual hablara André Bazin; un mecanismo reproductor de la realidad".

Antonio López insistió en el carácter incómodo de la cámara: "No somos actores, no había guión, y se notaba mucho en las secuencias en las que hablábamos. Por fortuna, cuando tomaba el pincel lograba olvidarme de todo", reconoció.

López, que insistió repetidamente, y con suma modestia, en adjudicar a Erice la autoría de la obra, se mostró perplejo ante la insensibilidad de los distribuidores: "Creo que los exhibidores no han sido suficientemente hábiles a la hora de aprovechar la polémica tras el asunto del Reina Sofía", dijo.

Erice fue más cauto: "En Madrid hay muy pocas salas capaces de estrenar una película como ésta. Tal vez no fuimos bastante hábiles. No entendimos que la exposición fuera tan importante para el exhibidor". Antes de zanjar la polémica, afirma: "Creo que nadie tiene la culpa".

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