Una brillante orquesta venezolana
La Orquesta Sinfónica de Lara, dirigida ayer con precisión y acierto por el barcelonés Jordi Mora, es una formación reciente, pues fue creada en 1976, ha trabajado con gran afán bajo la guía de su titular, Leonardo Panigada, de modo que los resultados son de garantía incluso en páginas difíciles como son las del tríptico de Hindemith, Matías el pintor, que fue expuesto con claridad, dominio y brillantez.Junto a Margariteña, del venezolano Inocente Carreño, fluida, fácil, directa, las Tres versiones sinfónicas del hispano-cubano Julián Orbón (1925-1991), nos recordaron la fineza de espíritu, la naturaleza musical y la noble artesanía del notable compositor avilesino trasplantado a La Habana y a Estados Unidos.
Orquesta Sinfónica de Lara, Venezuela
Director: Jordi Mora. Solista: D. Ascanio, pianista. Obras de Carreño, Orbón, Gershwin y Hindemith. Auditorio Nacional. Madrid, 23 de octubre.
Orbón cultivó de manera original la línea tradicional española de Falla-Halffter, con la mirada más puesta en el Retablo o la Sinfonieta que en ningún género de andalucismo. En sus tres versiones transfigura muy bellamente el aire de Pavana, la expresión y forma del Conductus y el ritmo clásico del Zapateo cubano. Un pianista de Venezuela, David Ascanio, altamente sensible, protagonizó la Rapsodia de Gershwin, admirada y elogiada por Ravel o Schönberg. Hubo largas ovaciones a las que nuestros visitantes correspondieron con el espectacular Malambo final del ballet Estancias, de Ginastera, un trozo estupendo que dio ocasión a los instrumentistas de Lara para mostrar la fuerza efectiva de su ritmo interior.
Babelia
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