Decepción en Alemania por el tímido recorte aplicado por el Bundesbank a sus tipos de interés
El ligero descenso en los tipos de interés articulado ayer por el banco central alemán provocó un considerable descontento en los mercados financieros, donde se esperaba una medida mucho más radical. El Bundesbank introdujo dinero en el sistema bancario a un interés de un 8,75%, sólo una décima y media por debajo del 8,9% al que ha estado prestando a los bancos comerciales durante las últimas semanas. Los intensos rumores de los últimos días e incluso las filtraciones provinientes de la cúpula de esta institución apuntaban a una mayor bajada que abriría la puerta a un descenso. de los tipos oficiales antes de finales de año.El lento pero constante descenso del precio del dinero que se inició el mes pasado en el mercado bancario alemán, sin embargo, parece indicar claramente que el Bundesbank ha realizado un claro cambio de política alejado del férreo rigor que le hizo convertirse en el culpable de todas las turbulencias monetarias que asolan Europa desde finales del verano. La razón, pese a todo, no hay que buscarla sólo en las protestas de sus socios comunitarios, sino en la evidencia de que la economía alemana se enfrenta ya claramente a una recesión.
La mayoría de los expertos, pese a la relativa decepción de ayer, siguen considerando muy probable un descenso, de los tipos oficiales antes de finales de año. Ayer, el Bundesbank había invitado a los bancos comerciales a someter sus peticiones de dinero al interés que consideraran apropiado, una fórmula que no se usaba desde principios de septiembre. El tipo medio quedó en un 8,75%.
La decepción de ayer provenía, en parte, de una noticia publicada el martes por el Frankfurter AlIgemeine en la que se aseguraba que el Bundesbank había comunicado a los banqueros alemanes que deseaba unos tipos de interés más bajos en el futuro inmediato. Rumor que, el mismo martes, provocó una cosiderable subida de las bolsas, de la libra y el dólar.
Control de la inflación
Otro de los signos claros de este cambio de política, que incluye también un cambio de imagen hacia el extranjero, ha llegado de la mano de Hans Tietmeyer, actual vicepresidente, y futuro sucesor, dentro de un año, de Helmut Schlesinger, el presidente del Bundesbank, que el martes quitó importancia al crecimiento del M-3, el dinero en circulación.
Tietineyer debía saber que, tal y como se hizo público ayer, el crecimiento del M-3 en septiembre -que se esperaba por encima del 10% debido a las tormentas monetarias y especialmente de la enérgica operación lanzada por París y Bonn para salvar al franco, francés del acoso de los especuladores- no fue tan alto como pretendían los agoreros. Se quedó en un discreto 9,1%, frente al 8,8% de agosto, muy por encima, en cualquier caso, del 5,5% que se había marcado como meta el Bundesbank. "El consejo del Bundesbank", dijo Tietmeyer, "ya ha probado con sus recientes decisiones que no está dogmáticamente mirando tan sólo al desarrollo del M-3".
Los observadores financieros, sin embargo, coinciden en que el banco central alemán no está abandonando sus principios de lucha frontal contra la inflación. Lo que sucede, dicen, es que la reciente revalorización del marco alemán, junto con la caída del crecimiento económico -que este año se prevé nulo-, le ofrece la oportunidad de reducir sus tipos de interés oficiales antes de finales de año.
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