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Las autoridades ocultaron el alcance de la matanza carcelaria de Sao Paulo

La publicación de los detalles del motín del viernes en la Casa de Detención de Sáo Paulo y las informaciones de la represión de la Policía Militar han dejado al descubierto los horrores de una matanza de 111 presos, según cifras oficiales. Otras versiones elevan a 200 los muertos. Las autoridades ocultaron durante horas la dimensión de la matanza por temor a que influyera en las elecciones municipales.

Se trata de la mayor carnicería de la historia de Brasil y en América Latina sólo puede compararse con los centenares de presos de Sendero Luminoso que murieron en los penales de Lima en junio de 1986.La noticia del siniestro ha dejado en evidencia el cinismo e inhumanidad de las autoridades del Estado de Sáo Paulo, que retuvieron y ocultaron la información hasta la tarde del sábado, cuando ya se iban a cerrar los colegios electorales de los comicios municipales, para no perjudicar a los candidatos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). El gobernador de Sáo Paulo, Luiz Antonio Fleury Filho, del PMDB, declaró cuando votó el sábado que todo se reducía a una "pelea de pandillas" y justificó la actuación de la policía con el argumento de que no podía asistir pasivamente a la destrucción de la cárcel. Fleury negó tener conocimiento de las cifras de muertos, pero, según publicó ayer el periódico Folha de SÚo Paulo, el gobernador ya había sido informado en la noche del viernes de que había 90 muertos.

Alarde de cinismo

Al trascender los detalles del suceso, Fleury lamentó que se hubiesen producido tantas muertes, pero insistió en que el papel de la Policía Militar era reprimir. El gobernador prometió que se abrirá una investigación para averiguar si hubo excesos. En un alarde de cinismo, Fleury justificó el hacinamiento de la cárcel con su eficaz labor: "Durante mi gobierno, la policía ha metido a mucha gente en la cárcel y por eso están llenas". Según Fleury, la policía es reflejo de la sociedad, que es violenta: "Tendremos una policía del primer mundo cuando la sociedad sea del primer mundo".Las fuentes oficiales se limitaron, durante la noche del viernes y casi todo el sábado, a mantener la cifra de ocho muertos como consecuencia de un motín entre bandas rivales que se disputaban un paquete de cocaína. A duras penas y con cuentagotas empezaron a conocerse, a primera hora del sábado, las proporciones de 'la matanza. En la Casa de Detención, construida en 1961 en Carandiru, al norte de Sáo Paulo, se hacinaban 7.200 presos.

Según la versión oficial, todo empezó por una pelea entre los jefes de dos bandas rivales del pabellón nueve, donde estaban recluidos 2.076 presos. La pelea comenzó con un garrotazo en la cabeza de uno de los cabecillas y degeneró en motín con quema de instalaciones y levantamiento de barricadas.

La dirección del penal llamó a los bomberos y fuerzas de choque del Grupo de Acciones Tácticas Especiales (GATE) de la Policía, Militar. Unos 300 efectivos del GATE entraron en la cárcel armados con metralletas y fusiles, mientras un helicóptero sobrevolaba el complejo carcelario. Los amotinados los recibieron a tiros, según la policía.

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