Jubilados españoles en Marruecos
Desde el momento en que por razones de Estado que no pienso discutir el dirham marroquí se devaluó y la peseta se revalorizó, las consecuencias fueron mortales para las débiles economías de nuestros jubilados españoles establecidos en Marruecos. A partir de ahí, cualquier español que hubiese cotizado a la CNSS marroquí, dispuesto a trasladar de nuevo su domicilio a España, habría de sufrir en sus ya mezquinos ingresos una nueva disminución de los mismos.Hace 12 años el contravalor peseta percibido por un pensionista español afiliado a la Seguridad Social marroquí ascendía a unas 42.000 pesetas mensuales, cantidad ésta que, al cambio actual, ha quedado reducida a sólo unas 23.000.
La Asociación de Españoles Residentes en Marruecos (Aderma), ante una situación tan delicada, decidió intervenir cerca de la Agregaduría Laboral de España en Rabat, proponiendo la creación de una caja de compensación, a fondo perdido, como vehículo para paliar en parte las graves consecuencias que la adopción de esas medidas económicas habría de producir en no pocos hogares españoles, pero el silencio de nuestra Administración al respecto vino a confirmar, una vez más, ese dicho popularde que la cuerda se rompe siempre por la parte más débil.
El agregado laboral en Rabat intervino, pero la reacción de Madrid aún la estamos esperando. Se hace difícil comprender que nuestros políticos y administradores hayan adoptado una postura de total insensibilidad, haciendo oídos sordos a esa reiterada llamada angustiosa de nuestros pensionistas, víctimas en este caso concreto de esa decisión de carácter económico que un día y por separado tomaron España y Marruecos.
Nosotros, los jubilados, no estamos en contra de que España y Marruecos hayan revalorizado y devaluado sus respecti-
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vas monedas, sus razones tendrán, lo único que nos preocupa son las repercusiones que estas medidas económicas han tenido para nuestras ya débiles economías.
La solución de este problema, mediante la creación de esa caja de compensación, creemos que no supondría ningún gravamen, de consideración para nuestra Hacienda, el número de jubilados afectados es tan sumamente insignificante que sólo ascendería a una cifra verdaderamente ridícula.-
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