Policías y educadores se enfrentan en Guatemala por los niños de la calle
El método brasileño para acabar con el problema de los niños de la calle se extiende por otros países del continente. En Guatemala un grupo de educadores y trabajadores sociales intenta frenar la tendencia, aunque al menos 15 menores indigentes han muerto en los dos últimos años a causa de la violencia policial, según la organización Casa Alianza, mientras cien niños mueron en el mismo país de hambre cada día, según un informe dado a conocer esta semana.
El objeto de la discordia son 5.000 menores acostumbrados a la fuerza a sobrevivir en las calles de la capital guatemalteca, marcados por el odio de los comerciantes, el miedo de la ciudadanía, la agresividad de policías y grupos privados de seguridad, y la búsqueda de la única droga que pueden permitirse: el pegamento.La policía acusa a estos grupos ambulantes, a los que se denomina Maras, de ser responsables del incremento de la delincuencia en la ciudad. Los comerciantes les culpan de que bajen sus ventas.
"No se trata de defender a delincuentes, sino de evitar que revienten a patadas a un niño por robar en un supermercado", indica en Gijón, José Manuel Capellín, un asturiano de 43 años, directivo de Casa Alianza, organización norteamericana dedicada a la atención de los niños afectados por la violencia.
Su afirmación no es retórica. Nahamán Carmona tenía 13 años cuando cuatro policías le molieron a palos hasta morir el 4 de marzo de 1990 por un pequeño delito. Las denuncias de Casa Alianza lograron que, recientemente, se condene por primera vez a agentes de la autoridad por agredir a menores indigentes (entre 12 y 18 años de cárcel).
Condena judicial
"Es una pequeña victoria, pero tenemos más de 60 casos presentados ante los tribunales", señala Capellín. Varios colaboradores de la organización humanitaria han tenido -que abandonar el país a causa de las amenazas recibidas. Olga Jiménez, enfermera y trabajadora social de Casa Alianza, fue secuestrada y violada por testificar en el caso de Carmona. Algunos de sus centros de atención a menores han sido ametrallados.
Como los gamines de Colombia, los petisos de Perú, o los meninos de Brasil, los integrantes de las maras de Guatemala son el último eslabón de una cadena de miseria. Se calcula que el 80% de los menores guatemaltecos padece diversos grados de desnutrición, según un informe recientemente presentado por la organización Redd Barna, informa Efe.
"No puede extrañar la violencia contra ellos en una sociedad que vive tan violentamente, donde ha habido unos 100.000 muertos en 30 años de guerra, y donde hay una gran violencia institucional contra diversos sectores", indica Capellín.
"Son niños, muchas veces venidos de las zonas de emergencia, que han encontrado en la calle su único reducto y en sus compañeros sus únicos amigos". Cerca del 70% son indígenas, y aunque hay casos de niños que no saben castellano, su falta de oportunidades es similar a la de sus compañeros ladinos (mestizos) o blancos".
Casi su único placer se encuentra en el consumo de un fuerte pegamento como droga. Una sola compañía, norteamericana, se beneficia de su adicción. "Hemos exigido a la empresa, Fuller, que introduzca aceite de mostaza en sus productos, para evitar que sigan inhalando, y finalmente ha prometido hacerlo, como ya se hizo en los años sesenta en Estados Unidos, con buenos resultados. Tememos, sin embargo, que recurrirán a algún otro producto", indica Capellín.
¿Qué hace el Gobierno? "El problema de los niños de la calle está en todos los programas de las primeras damas. Muy poco. Quiero creer que el Gobierno quiere, pero el problema es que no parece tener poder real sobre ciertos aparatos de las fuerzas de seguridad". Casa Alianza intenta darles una oportunidad aunque la "adicción a la calle" les hace fracasar en un 60% de los casos, lo que les ha ocasionado denuncias de la policía por "proteger a delincuentes".
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