Tres conciertos modélicos

, Tras la interesante inauguración a cargo de Gavin Bryars, los IV Encuentros de Nueva Música de la universidad sevillana han proseguido de la mejor de las maneras con tres conciertos modélicos y absolutamente indispensables, cada uno en su estilo. La espectacularidad controlada de Piano Circus, la fascinación escénica, musical y personal de uno de los padres de la música contemporánea, Karlheinz Stockhausen, y el baño de ritmo caótico y arrasador de la- London Jazz Composers Orchestra.

La única mancha negra fueron la pianista Joanna McGregor y el violonchelista Oyster Birkeland. El segundo a duras penas pudo superar las dificultades técnicas de una obra de Schnittke, mientras que la primera naufragaba en su forzada afectación.

Piano Circus, en cambio, se mostró como una maquinaria de precisión funcionando al servicio de una serie de obras de gran atractivo. Seis pianos convertidos en un solo instrumento contundente tanto a nivel visual como musical. Su versión de Six pianos de Reich fue sencillamente perfecta.

En la tercera noche se presenté el plato fuerte: Karlheinz Stockhausen dirigiendo su propio grupo desde la mesa de mezclas en un fragmento de su faraónica ópera en proceso de composición Luz. Para muchos, Stockhausen llegaba 30 años tarde, y tal vez fuera cierto, pero la fascinación de sus trabajos recientes compensa con creces el gran vacío. El fragmento presentado de Luz tiene ya vida propia e hipnotiza desde las primeras notas. El enfrentamiento de Michael con Lucifer subyuga y la música, sin hacer ninguna concesión, es directa y penetrante como pocas.

"Free jazz"

En la cuarta noche se presentaba una de las formaciones más carismáticas del jazz, europeo: la London Jazz Composers Orchestra. Formada por algunos de los mejores solistas del Reino Unido, la orquesta es uno de los más claros ejemplos de la perenne actualidad del free jazz afrontado con honestidad. Con la colaboración especial de la pianista Irene Schweizer en la segunda parte, interpretaron dos extensas composiciones de Guy. Una actuación verdaderamente apasionante, en la que tuvieron tanto peso los múltiples solos de impecable construcción como el sonido global, uno de los más apabullantes y excitantes oídos en mucho tiempo tanto en las partes escritas como en los fragmentos improvisados.