"Alemania no es ni xenófoba ni racista"
JOSÉ M. MARTÍ FONT, A Klaus Kinkel le ha tocado la difícil tarea de suceder al hombre que más tiempo estuvo al frente de la diplomacia alemana. Su predecesor, Hans Dietrich Genscher, fue ministro de Exteriores durante 18 años. Kinkel, liberal de 55 años, católico, abogado, casado y con cuatro hijos, pasa revista a sus primeros 100 días en el Gobierno.
Pregunta. ¿Qué pasará con la política, exterior alemana en el caso de que Francia no ratifique el Tratado de Maastricht?
Respuesta. Soy optimista y creo que el referéndum acabará de una manera positiva. Lo espero tanto por Francia como por Europa y también por nosotros mismos, los alemanes. Un no sería un paso atrás muy considerable para Europa, aunque debo decir que tengo una impresión objetiva de que sus efectos no serían tan negativos como imaginamos. Pero esto no es importante, el caso es que se produciría un paso atrás y nos obligaría a reconsiderar la manera de seguir adelante. La discusión que se está produciendo en toda Europa y también en Alemania sobre el. futuro de la Comunidad se endurecería si ganara el no.
P. Si se rompe el proceso de Unión Europea, ¿qué sistema considera usted más factible? ¿Habría que recurrir a acuerdos bilaterales?
R. No, esto no puede ser. S el referéndum francés fracasa, no sabemos lo que sucederá con el proceso de ratificación en los otros países, pero lo que es seguro es que el Tratado de Maastricht no será rechazado por todos. Si no conseguimos sacarlo adelante nos quedará la Comunidad que tenemos ahora y la oportunidad de mejorarla en el futuro.
P. ¿No piensa que es una paradoja que haya cola en la puerta de la CE mientras en el interior algunos quieren salirse?
R. Tenemos un plan que discutimos en la cumbre de Lisboa en el que se incluye el concepto y el ritmo para llevar a cabo la ampliación. Están los países de la EFTA, que se integrarán próximamente; hay otros países asociados y, naturalmente, están los países de Europa central y del Este que, tras la revolución, quieren formar parte de la CE. Tenemos que considerar muy bien qué respuesta les damos, ya que hay que evitar que la entrada de todos ellos en la CE, con su actual estructura, acabe derrumbando el edificio. Creo, de todos modos, que es muy positivo que la Comunidad siga siendo, pese a sus problemas, un foco de atracción para estos países.
P. La imagen de Alemania en el exterior se ha deteriorado a causa de la violencia neonazi contra los extranjeros. ¿Cree usted que responde a la realidad?
R. Las imágenes de Rostock se han paseado, lamentablemente, por todo el mundo. Yo me he sentido avergonzado, pero intento decirle al mundo que Alemania no es ni xenófoba ni racista. Hemos aprendido del pasado, no podemos ignorarlo ni olvidarlo. Pero debo añadir que Alemania no es lo que se desprende de las imágenes de los extremistas de derecha. Esta Alemania ha aprendido la lección. Nosotros, el Gobierno, intentamos de una manera muy especial extender nuestra ayuda humanitaria lo más posible por todo el mundo. Piense en Somalia, piense en los cientos de miles de refugiados que llegan al país.
P. En la violencia neonazi ha jugado un papel preponderante la presencia de centenares de miles de emigrantes. ¿No cree usted que éste es un problema que debería abordarse a nivel comunitario?
R. Sí, en Londres acabamos de discutir en profundidad este problema. La emigración es una cuestión que ya no puede solucionarse a nivel nacional, sólo se puede abordar en un contexto internacional. Nosotros, los alemanes, necesitamos la ayuda de los europeos, por ejemplo, en la cuestión de los refugiados que llegan de Yugoslavia, pero también es muy importante para Europa que el problema de los refugiados y de los peticionarios de asilo en Alemania se estabilice. En el asunto de la ayuda humanitaria a las víctimas de la guerra civil yugoslava, me gustaría pedir mayor solidaridad a los demás países de la CE.
P. En este momento, ¿cómo contempla usted la guerra en los Balcanes?
R. En Londres repasamos cuestiones como la del control de las armas pesadas, la ayuda humanitaria y el embargo. Más concretamente, lo que pasa por el Danubio, el mar Adriático y por tierra. Hablamos sobre muchísimas cosas. Puedo decirle que, resumiendo, una muy, muy pequeña luz surgió al final del túnel. Una chispa brilló en el asunto del control de las armas pesadas, otra en el hecho de que Panic [primer ministro yugoslavo] parece ganar terreno sobre Milosevic [presidente serbio].
P. ¿No cree usted que el embargo debería ser reforzado?
R. Seguramente se producen violaciones, pero no podemos probar que haya habido grandes rupturas del embargo. Hasta ahora, hay muy pocas pruebas. Debemos tener en cuenta que los serbios tienen gran cantidad de armas, y municiones para mucho tiempo. La manera como se desarrolla el conflicto, además, les beneficia. Sarajevo recibe cada día unos cuantos obuses muy concentrados en una zona, que provocan grandes daños entre la población, pero no hay grandes divisiones de carros de combate que gastan mucha munición.
Reforma constitucional
P. ¿Cree usted, ahora, que fue una buena idea e reconocimiento de Croacia?
R. Sí, fue una buena idea.
P. ¿Qué piensa usted de la participación de tropas alemanas como cascos azules? ¿Cree que para ello es necesaria una reforma constitucional?
R. Queremos que la Constitución clarifique esta cuestión. Mientras el Parlamento no reforme la presencia de tropas alemanas en el exterior, no habrá soldados alemanes entre los cascos azules de la ONU. En el caso de Yugoslavia, es un problema irrelevante, porque, por razones políticas, nunca entraríamos allí.
P. ¿Qué piensa sobre la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas?
R. La ONU, desde el fin de la guerra fría, ha tomado una mayor importancia, pero no está preparada ni a nivel organizativo ni presupuestario ni de personal para responder a lo que se espera de ella. Debemos reorganizarla, especialmente el Consejo de Seguridad, que aún refleja el resultado de la II Guerra Mundial. En estos momentos, se discute la ampliación del mismo. Para nosotros, no es algo prioritario conseguir un asiento permanente.
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