Esto no es San Fermin
Los encierros más famosos del mundo, los de Pamplona, destilan un barniz de cultura taurina a la que no se acercan los festejos de la región. "Allí hay respeto al toro; aquí hay que hacerle perrerías", dice Javier, un clásico de los encierros de Navalcarnero. En Pamplona, el forastero capta la llegar un mensaje: no hay que correr riesgos innecesarios. No se cita al toro en un encierro -y si algún novato lo hace corre el riesgo de que los mozos le muelan a palos-; hay dobladores que manejan el capote con maestría y están al quite; los mozos tienen una barrera doble donde protegerse, libre de gentío. Sólo las vaquillas salen al ruedo para convivir con el público. Y a veces aparecen con los cuernos almohadillados. Los corredores de primera fila madrugan, se ponen de punta en blanco y corren en ayunas. Ya saben que si les tienen que operar, es mejor que no haya nada en el estómago.Una alcaldesa sin falda
En Torrelaguna, donde murió el domingo óscar Martín, hay sólo una barrera, en el ruedo se pasean los novillos con libertad y el martes metieron a uno de ellos en los toriles con un jersey rojo de canalé. "El ser humano es limitado", decía un vecino cuando se preguntaba por los capotes. "Yo, un día, tuve que quitarme la falda", añadía la alcaldesa, María Paz Miguel. "No tenemos los suficientes policías para el control de los encierros", confiesa Manuel Sánchez, alcalde de Velilla de San Antonio.
Pedro Mora, gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad, dice que en la región se cumple el reglamento "en general" y las exigencias mínimas están cubiertas. Pero está convencido de que "puede haber resquicios". "Hay que llevar la vigilancia al límite", dice, y asegura que exigirá que los alumnos de la Escuela Taurina estén en los encierros.
Algunos ayuntamientos aprenden. En Parla, dos vaquillas murieron apaleadas el año pasado y hubo siete heridos en el primer encierro. El festejo de hoy se limitará en el tiempo, de ocho a diez, informa Julián Morales y estará muy vigilado. Y el grupo de IU de Fuenlabrada quiere someter a referéndum los encierros, porque en 1991 hubo cinco heridos graves.
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