El presidente Cosic defiende al primer ministro yugoslavo, Panic, de 'ultras' y comunistas
La moción de los 68 diputados socialistas (ex comunistas) y ultranacionalistas para destituir al primer ministro yugoslavo, Milan Panic, por no representar los intereses serbios en la Conferencia de Londres ha creado una tempestad política en Belgrado. Mañana se reúne el Parlamento federal para la votación de confianza al Gobierno de Panic. El presidente de Yugoslavia, Dobrica Cosic, advirtió ayer a los diputados que su iniciativa era "irracional y dañina". Los socialistas parecían suavizar su presión anoche, cuando un comunicado del partido "recomendó" retirar la moción, pero no es probable que los ponentes se retracten, lo que acentuará la división entre los ex comunistas.
Cosic defendía así al primer ministro, que él mismo, con el apoyo del Parlamento, controlado por el presidente serbio, Slobodan Milosevic, había elegido. Milan Panic, primer ministro de un país que carece del reconocimiento internacional, pero que, es recibido en las capitales occidentales, puesto que representa la unica corriente conciliadora entre los políticos de Belgrado, fue traído de Estados Unidos para salvar la cara del régimen de Belgrado del aislamiento internacional. Sin embargo, el empresario californiano de origen serbio decidió tomar las riendas del poder en sus manos, confundiendo a los políticos locales, acostumbrados a la docilidad y, al lenguaje nacional-patriótico.Atacado por los ultranacionalistas, Panic lanzó su contraofensiva. Fue el primer político en decir que las sanciones no fueron introducidas porque "el mundo nos odia, sino porque cometidos errores". Recordó a los yugoslavos que en el país no hay todavía democracia y subrayó que el mundo está cansado de Belgrado, que suscribió 12 o 15 acuerdos y "no mantuvo la palabra". Más todavía, Panic fue claro en sus pronósticos: o la paz y el reconocimiento internacional 0 la tragedia (el aislamiento, las colas para la gasolina, el mercado negro y la intervención militar internacional).
Panic considera que su actuación en Londres frenó la intervención internacional pendiente y, por tanto, que la conferencia ha sido un éxito.
La oposición en Serbia, que no participó en las elecciones del Parlamento federal al considerarlas ilegítimas, se puso del lado de Panic. La oposición considera que Milan Panic es en quien la comunidad internacional deposita sus últimas esperanzas sobre Yugoslavia. El líder opositor Vuk Draskovic invitó ayer a los belgradenses a apoyar al primer ministro, ya que el resto de los ciudadanos no puede acudir a la capital por la escasez de gasolina. "Si los socialistas y los fascistas, unidos, destituyen a Panic", dijo Draskovic, "nos quedan dos opciones. La primera es hacer las maletas y salir de esta prisión. La segunda es lanzar la ofensiva final en contra del presidente Milosevic y su mafia".
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