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La elegancia tradicional masculina se reafirma en el Salón Gaudi

Los diseñadores gallegos abren la feria de moda para hombre

El colectivo de diseñadores gallegos abrió en la tarde de ayer los desfiles programados por la pasarela de Gaudí Hombre en Barcelona. La silueta masculina del próximo verano se construirá a partir de las pautas de la elegancia tradicional, sin plantear un conflicto a la ley de la oferta y la demanda. Por lo que se ve, los conceptos están cambiando al gusto de la calle y hoy sólo es moda lo que vende.

Las coincidencias en la primera de las pasarelas del Salón Gaudí a la hora de entender el nuevo patrón de la elegancia masculina casi obligan a pensar en las leyes del estatismo. El hombre, salvo contadas excepciones, quiere permanecer el a las pautas tradicionales. Al menos, a la hora de comprar ése es el criterio. Por lo tanto es evidente que a la hora de vender eso es lo que prima.Teniendo en cuenta que una pasarela siempre es un instrumento más de mercadotecnia, hay que admitir que estamos en un momento histórico de la moda en donde el valor más seguro es la adaptación a los gustos de la calle. Cuanto menos se distorsione esa noción, tanto mejor funcionará la industria. Sin embargo, no todas las intenciones están capitalizadas por esta especie de inmovilismo. En cualquier caso, más que de un inmovilismo habría que hablar de una sedimentación, no ya de la estética, sino de algo más básico: de los comportamientos empresariales que progresivamente deben conducir a la industria de la confección de este país a una situación solvente.

En este sentido hay algo que el colectivo de diseñadores gallegos maneja con absoluta corrección. Como grupo, su apuesta comparte intereses internacionales, inquietud por la calidad de su producto y un planteamiento de lo nuevo partiendo de una inspiración en lo ya conocido.

Fantasías arrogantes

Es así en líneas generales, aunque mentalidades como la de Gene Cabaleiro hagan de una fantasía casi arrogante Ia punta de lanza de su colección. Él sigue fiel a sus excesos. El suyo es un credo liberador para un tipo de hombres que gustan de contemplarse ante el espejo sin el mínimo pudor. "En tiempos de crisis hay que poner incentivos y ser radical", piensa Cabaleiro:Ese criterio le ha ido bien no sólo para ganarse a clientes habituales como Elton John, sino como estrategia para evitar todo parecido con ese tipo de producto monótono hecho sin convicción y con grandes dosis de oportunismo que invade los comercios. El rojo será el tono que pondrá intensa vibración en bastantes de sus piezas.

Mucho más atenta a las convenciones de la vestimenta masculina, la firma Unicee piensa en un hombre de ciudad partidario de un sport que vuelve a motivos como el príncipe de Gales o la pata de gallo y, más informalmente, en un hombre que encuentra placer en sustituir la americana por la parka. El respeto total a las exigencias de un mercado poco abierto a las excentricidades leva a Florentino a la visión de un hombre maduro y elegante, que sabe interpretar con mentalidad actual el clasicismo y que vuelve con cierto desenfado a las americanas de 500 rayas o de cuadros.

En definitiva, una opción sobria compartida también por la firma Caramelo, que trata de mezclar sin artificio lo clásico y lo tradicional.

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