"No he sido violada"
Soon-Yi se convirtió en protagonista de la ruptura entre Woody Allen y Mia Farrow cuando ésta descubrió en el apartamento del cineasta unas fotos en las que la joven oriental, de 21 años, posaba desnuda. En estas declaraciones a Time Soon-Yi se defiende de las acusaciones de su madre adoptiva.Pregunta. ¿Qué edad tiene?
Respuesta. Este octubre cumpliré 22. Mire mi carné de conducir y el pasaporte. Yo no he sido violada, o molestada o manipulada como Mia ha acusado histéricamente; ni soy retrasada o mentalmente lenta, como ella hubiera deseado que ustedes creyeran. Estoy en la Facultad especializándome en Psicología, y aunque ella ha cortado el suministro de dinero para mi educación y mis gastos de manutención, he llegado a ciertos acuerdos para completar mis estudios y graduarme.
P. ¿Consideró usted a Woody Allen como a un padre?
R. Pensar que Woody fue en ningún sentido un padre o un padrastro para mí es risible. Mis padres son André Previn y Mia, pero obviamente ellos no son ni siquiera mis padres verdaderos. Llegué a América cuando tenía siete años. Nunca estuve ni remotamente cerca de Woody. Él era alguien que estaba exclusivamente dedicado a sus propios hijos y a su trabajo, y nunca pasamos ni un momento juntos. Raramente hablábamos, y nos mostrábamos educados, pero desinteresados el uno por el otro. Lo cierto es que yo no tenía mayor interés por conocerle mejor, y lo mismo él por mí.
P. ¿Cuándo cambió su relación?
R. Cuando yo tenía 20 años y él no encontró a nadie con quien ir a un partido de baloncesto y yo deseaba ver uno. En esa época su relación con Mía ya se hacía larga, y aunque se mostraban amigables, raramente salían. Aparte de cuando trabajaban juntos o jugaban con sus hijos, tenían poco que hacer el uno con el otro.
P. ¿Cuál es su relación con Mia Farrow?
R. No voy a casa porque Mía puede ser y ha sido violenta conmigo. No voy a entrar en detalles, pero el trato que me dio fue escasamente maternal, incluso dados nuestros problemas actuales. Ella no es quien pretende ser, y verdaderamente no la clase de madre [que la gente piensa], y como mis hermanos y hermanas están todavía a su cargo, dirán cosas y simularán sentimientos que estoy completamente segura de que no son ciertos. No pongo en duda que le debo mucho a Mía por haberme adoptado. Por este gesto todavía la amo. Pero la responsabilidad no termina con la adopción. Lamento de verdad que Mía escogiese cargar a los niños con estos problemas de adultos.
Babelia
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