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LA GRAN FIESTA REPUBLICANA

Los republicanos apelan al miedo para recuperar la confianza del electorado

Antonio Caño

Los republicanos apelan al miedo para recuperar la confíanza del electorado. La convención republicana se ha centrado en una estrategia de desprestigio de Bill Clinton y del Partido Demócrata, a los que se compara sin escrúpulos con los regímenes de Cuba o Corea del Norte. Al mismo tiempo, el presidente George Bush, que todavía no ha conseguido remontar en las encuestas, promete cambios en su Gabinete para su segundo mandato, incluida la renovación del equipo económico, dirigido por Nicholas Brady, para que lo sustituya, probablemente, James Baker.

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Bill Clinton, que hasta ahora había cedido dócilmente el primer plano de la actualidad a sus contrincantes, reaccionó desde su residencia de gobernador en Litúe Rock, Arkansas, para acusar a los republicanos de mirar hacia el pasado porque no tienen nada que ofrecer a los norteamericanos para el futuro.La estrategia del miedo llegó el martes a la tribuna del Astrodome de Houston con dos de los pesos pesados republicanos, el senador de Tejas Phil Gramm y el secretario de Vivienda, Jack Kemp, el más popular de los aspirantes a la sucesión presidencial.

Gastos demócratas

Los demócratas nortearnericanos aumentan impuestos, gastan alegremente el dinero del contribuyente, protegen a los criminales, desunen la familia y rninan el poder militar; Bill Clinton es un peligroso liberal y representa lo mismo que Jimmy Carter, Edward Kennedy o Michael Dukakis. Ese fue el mensaje transmitido al país por todos los oradores desde el podium de la convención republicana.

La candidatura demócrata es "el mismo automóvil modelo años 70 que utilizaba Carter; tiene pintura nueva, pero tiene el eje roto y la dirección se sigue torciendo hacia la izquierda", dijo Jack Kemp.

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Phil Gramm afirmó que "Clinton y los demócratas no quieren disminuir el gasto militar sino destruir la estructura de defénsa". "Si ellos ganasen, un millón de personas, de uniforme y civiles, perderían sus puestos de trabajo, y los gastos de defensa en proporción al total del presupuesto caerían hasta los niveles de 1941 ", añadió.

El presidente dedicó el martes el día a conceder entrevistas a varios medios norteamericanos. En una de ellas, la de la cadena pública de televisión, George Bush anunció que se verán "nuevas caras, muchos cambios" en su próxima Administración en caso de que consígala reelección el 3 de noviembre.

En los pasillos de la convención republicana se daba por seguro que el presidente Bush se estaba refiriendo a la destitución del secretario del Tesoro, Nicholas Brady, cuya sustitución ha sido solicitada desde hace tiempo por personalidades de todo el espectro político como consecuencia del negativo balance económico actual. Este anuncio de Bush coincide con una información publicada ayer por el diario The New York Times, según la cual el presidente tiene intención de dejar en manos de James Baker, que el domingo pasará a ser jefe de Gabinete, la dirección de la política económica durante su segundo mandato.

Con ese movimiento, el presidente trata de convencer de que está decidido a emprender un cambio de orientación económica. Es una decisión que define lo que será la estrategia de Bush en .esta campafia: el cambio prudente y controlado de los republicanos frente al cambio radical e incierto de los demócratas.

Por ahora estas iniciativas apenas tienen reflejo en las encuestas. Un sondeo del diario The Houston Chronicle muestra que Clinton mantiene una ventaja de 16 puntos. Pero anoche -madrugada de hoy en España- iba a subir a la tribuna de Houston una de las armas secretas de Bush: su esposa Barbara.

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