Los riesgos de una Bosnia de los cantones
Los líderes en Bosnia-Herzegovina del Partido Socialista Serbio (SDS), Radovan Karadzic, y de la Comunidad Democrática Croata (HDZ), Mate Boban, han acordado presentar una propuesta común de dividir en cantones esta república en la Conferencia sobre Yugoslavia que se abrirá el día 26 en Londres. De ser cierta esta información de la agencia yugoslava Tanjug, la dirección serbia en Bosnia y la facción minoritaria, pero dominante, de los croatas bosnios, habrían acordado dar el golpe mortal a la unidad e integridad territorial de este Estado miembro de la ONU.La división territorial en cantones étnicamente puros -nadie en los Balcanes se llama a engaño-, sería, muy probablemente, un primer paso para que, en un par de años, consolidado el poder de Belgrado y Zagreb en los cantones serbio y croata respectivamente, se celebren sendos referendos para ratificar la plena anexión a la llamada Federación yugoslava de Serbia y Montenegro, por un lado, y al Estado independiente de Croacia, por el otro.
La población mayoritaria en Bosnia, la comunidad musulmana, quedaría así confinada a un pequeño gueto -casi al modo de las reservas indias en Norteamérica- al noroeste de Sarajevo, sin salida al mar ni viabilidad económica alguna. Declaraciones de representantes de la Comunidad Europea en la negociación de paz, en especial las del británico lord Carrington, parecen confirmar que Europa no sólo aceptaría sino que estaría decidida a ejercer la presión necesaria para imponer esta solución sobre la comunidad musulmana, los croatas y serbios leales al Gobierno de Sarajevo y sobre la presidencia legítima y multiétniea de Bosnia-Herzegovina.Apoyada esta fórmula por los dos vecinos con ambiciones territoriales y la comunidad internacional ansiosa de liquidar la crisis por la vía más rápida, dificilmente el Gobierno bosnio podría hacer algo más que lamentarse. Con el subterfugio de la creación de cantones, fase transitoria hasta la anexión definitiva de los territorios apetecidos, casi el 70% de Bospia por parte de Serbia y un 20%, -toda la Herzegovina occidental-, por parte de Croacia, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial un Estado europeo reconocido internacionalmente desaparecería por la fuerza de las armas.Depuración étnica
Si el acuerdo entre Belgrado y Zagreb cuaja y es sancionado por la Conferencia de Londres, es probable que a corto plazo la Comunidad Internacional ya no tenga que preocuparse en debatir una intervención militar en Bosnia. Las fuerzas serbias concluirán felizmente, con la aprobación de las democracias occidentales, su depuración étnica de los territorios ocupados y las fuerzas croatas harán otro tanto, animadas por el éxito alcanzado por los serbios con esta política. Tanto en la depuración como en la utilización de civiles como elementos de canje por prisioneros de guerra, Croacia se ha convertido en alumno aventajado de Serbia. No debe extrafiar. Belgrado ha demostrado la plena efectividad de estos métodos, dada la total ausencia de consecuencias negativas para sus autores.
Tranquilizado el frente bosnio, Serbia se concentrará en sus depuraciones étnicas pendientes, en Kosovo y en la Vojvodina. En Kosovo, un levantamiento de los albañeses proporcionará a Belgrado la ocasión para corregir la correlación demográfica. Bastaría con la expulsión manu militari de medio millón de albaneses hacia Albania. En la Vojvodina, los húngaros y los croatas están siendo ya expulsados. Amenazas, leva de jóvenes no serbios para la primera línea del frente y confiscación de casas y bienes son los métodos que Belgrado utiliza allí.
Con la aprobación a posteriori en Londres de la política de fuerza y depuración étnica en Bosnia, pronto los métodos podrían ser más expeditivos.
Otros estados podrían aprender a ver en esta política la solución para sus problemas con las minorías. Bucarest puede pronto ser gobernada por gentes que despojen de trabajo, oasa y bienes a los húngaros de Transilvania para incentivar su emigración. Albania podría ser aún menos escrupulosa con los griegos del Epiro norte.
Macedonia podría verse tentada a imitar a Serbia en la política hacia los albaneses. Eslovaquia se convencerá de que mejor que la dura negociación con la comunidad húngara es la invitación más o menos violenta a su emigración. Hay mucho imitador potencial de Serbia en los Balcanes y en el Caúcaso. Los musulmanes bosnios creyeroncontar con la protección del Nuevo Orden Internacional, pero otras minorías tienen un Estado vecino de su etnia que reclamará el mismo derecho -que de hecho se ha otorgado a Serbia a violar fronteras para proteger a sus hermanos de amenazas reales o ficticias.
De ahí los temores de que el "éxito" de un acuerdo de creación de cantones pueda ser tan futil como aquella entusiasta afirmación de Lord Chamberlain al volver a Londres tras su acuerdo con Hitier en Munich en 1938: "Hemos evitado la guerra".
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