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En Madrid no hay sitio para José

Ningun centro de la región acoge a un enfermo de sida y con problemas psiquiátricos

José González Villar es un recluso drogadicto de 23 años que tiene sida y además padece esquizofrenia. En él se juntan tantos problemas que no encaja en ningún centro de acogida. "No le quiere nadie en Madrid", manifiesta su madre, Cándida. La juez de vigilancia afirma: "Hemos intentado todo para encontrar un sitio adecuado para él, pero como tiene sida no lo aceptan en los centros psiquiátricos. Tampoco lo acogen en un centro para enfermos terminales por su esquizofrenia".

José González ha intentado quitarse la vida en tres ocasiones en su celda de la cárcel de Carabanchel, donde ingresó el pasado octubre por robo. La última vez, en enero, se quemó en la cama con un mechero. Fue ingresado con graves quemaduras en todo el cuerpo en La Paz.Desde que murió su padre, en enero de 1991, José sufre de manía persecutoria y necesita tratamiento psiquiátrico. Se siente perseguido por la policía y tiene miedo de ser envenenado. Después de los repetidos intentos de suicidio estuvo dos meses ingresado en La Paz, antes de ser recluido en el departamento psiquiátrico de la cárcel de Carabanchel. Allí estuvo atado en su cama y vigilado. "Pero esta dependencia no es nada más que para casos agudos, es sólo ambulatoria", explica la juez de vigilancia penitenciaria.

Estuvo a punto de que le aceptaran, por una orden de la juez, en un centro de enfermos de sida de los evangelistas en Aranjuez. Pero todo se vino abajo cuando se enteraron de que el caso de José también era para el psiquiatra. "No le podemos acoger aquí porque no tenemos psiquiatras ni la medicación adecuada" replican en Aranjuez.

En un centro para enfermos terminales de sida de Cáritas sólo acogen a los enfermos cuando entran en la cuarta fase terminal. José ha sido incluido en la tercera fase de la enfermedad. Hasta que no esté a punto de morirse, Cáritas no se hará cargo de él. Además, esta institución tampoco tiene equipo para el tratamiento psiquiátrico. Mientras, el hospital de La Paz tiene una departamento psiquiátrico con algunas camas, pero sólo es para atención ambulatoria. Sólo podría estar allí una temporada. Mientras, la organización Proyecto Hombre dispone de comunidades de drogadictos donde Ia desintoxicación y el tratamiento psiquiátrico van juntos, pero normalmente no se admiten enfermos de sida. El Comité Antisida se muestra igualmente escéptico: "En Madrid no hay centros que traten las dos cosas".

Finalmente, el lunes pasado, José tuvo que ser trasladado a Sevilla, a una cárcel con atención psiquiátrica permanente. "No sé cómo voy a pagar el viaje para ir a verle", dice su madre, que tiene otros dos hijos drogadictos.

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