El tirón de las figuras
Se dice que un torero es figura cuando tiene tirón. Y tiene tirón quien es capaz de llenar las plazas. Si eso es así, Ojeda está en horas bajas, y Chamaco despierta en su tierra un nulo interés. Poco más de un cuarto de entrada registró el coso de Huelva con un cartel extraño, pero atractivo. Bien es verdad que los culpables de tamaño fracaso no son sólo los toreros de esta tarde. En plena psicosis de crisis económica, los altos precios suponen un freno, y el desastre ganadero del viernes hizo el resto. En Huelva quieren diversión y no que les tomen el pelo. Conclusión: tendidos casi vacíos para ver al revolucionario de los últimos años y al nuevo torero onubense. No cabe mayor lección de torería de un público que se rebela contra quienes manejan un negocio en el que sólo pierde el que pasa por taquilla. Ayer, una tarde más, ganaron los que se quedaron en casa. Ojeda y Chamaco, desilusionados quizá ante tanto cemento, pasaron como almas en pena. Apáticos, presos de una sorprendente desidia, escucharon las quejas de un público que no entendía tal actitud. El triunfador de la tarde fue José Antonio Campuzano, un convidado de piedra que se limitó sencillamente a derramar sapiencia para deleite de los pocos asistentes y rubor de sus compañeros.Los toros, de acuerdo con la extendida teoría de que a Huelva vienen los más flojos, sosos e insulsos, estuvieron a la altura de las circunstancias, es decir, insufribles. De la quema sólo se salvó la casta del tercero, que desaprovechó Chamaco.
Núñez / Campuzano, Ojeda, Chamaco
Seis toros de Herederos de Carlos Núñez, muy flojos, mansos y sosos; el 31, encastado. José Antonio Campuzano, pinchazo hondo y descabello (ovación); casi entera (oreja). Paco Ojeda, tres pinchazos y estocada baja (silencio); media baja y tres descabellos (pitos). Antonio Borrero Chamaco, media, descabello -aviso- descabello (ovación); estocada (división de opiniones).Plaza de toros de Huelva. Fiestas Colombinas, 8 de agosto. Poco más de un cuarto de entrada.
¿Qué hizo Campuzano? Estar en torero. Le faltó el fundamental ingrediente del toro, pero fue a veces largo, y siempre decidido y templado. En el cuarto, una extraordinaria serie de naturales, tan naturales y tan largos que el toro dijo basta y se negó a embestir. Quizá, la faena no fue de oreja. Su actuación general, sí.
A Ojeda no le gustó ver el cemento. Pero al público no le gustó un Ojeda sin ganas, con prisas por acabar.Chamaco aburrió ante el encastadc, tercero con un toreo anodino que no gusta ni en su tierra. Y se afligió ante el sexto, de corta embestida, que se defendía.
Babelia
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