Novillos borrachos
Cualquiera diría que a los novillos les habían dado una vuelta por el real de la feria. Salían de chiqueros tambaleándose, sin ánimo alguno de pelea, como quien viene de una fiesta con el cuerpo hecho polvo y ganas de dormir la mona. Borrachos parecían los pobrecitos, con la mirada perdida por el ruedo, y ajenos a los deseos de unos novilleros que buscaban el triunfo. Pero los novillos, sin embargo, se ponían de rodillas y pedían clemencia; otros, para llamar más la atención, se tiraban al suelo sin reparo; hubo alguno que huía del torero suplicando que lo dejara en paz. El quinto fue el colmo. Salió como una cuba. Fue salir, y al suelo. Al presidente debió parecerle demasiado y lo devolvió. Pero el sobrero, que estaría plácidamente durmiendo, también había estado de juerga. El sexto, por fin, salió embarrado de pitón a rabo, como quien no ha podido mantenerse en pie.El trío de aspirantes a la gloria hizo lo que pudo, que no fue poco. El Cordobés protagonizó la noticia de la tarde: en vista de que su inválido primero no le hacía ni caso, optó por embestirle con un cabezazo en la testud. El público aplaudió el gesto, aburrido como estaba de ver que El Cordobés no vibraba ante aquel borrachín sin fuerzas. Su toreo, tremendista, brilló a mayor altura en el cuarto que, al menos, le permitió torear a su modo, a pesar de que lucía una embestida corta e incómoda. Al final, como guinda, se decidió por el salto de la rana, y el público aplaudió a rabiar.
Ortega / Cordobés, Contreras, Conde
Seis novillos de José Ortega Sánchez, (quinto, sobrero de la misma ganadería), chicos, mansos y muy flojos; 3º y 4º incómodos; 6º, encastado. Manuel Díaz El Cordobés, dos pinchazos, estocada perpendicular y tres descabellos (ovación); estocada y cuatro descabellos (vuelta). Manolo Contreras, cuatro pinchazos, aviso- un pinchazo y casi entera (ovación); media estocada (oreja). Javier Conde, estocada y aviso (ovación); tres pinchazos -aviso- un pinchazo y un descabello (ovación). Plaza de Toros de Huelva. Fiestas Colombinas, 6 de agosto. Menos de media entrada.
Manolo Contreras también luchó contra los elementos de la juerga de los novillos. Tiene condiciones artísticas, pero se las vio y deseó ante animales tan sosos y descastados. Maneja la izquierda con largura y templanza, despacio y con gusto exquisito. Su primer novillo no merecía ser partícipe de los excelentes naturales . En el quinto cortó una oreja, por matar con efectividad, y la perdió en el otro por lo contrario.
A Javier Conde le tocó un toro que le pedía que lo dejara en paz. Y él lo persiguió incansable por robarle un muletazo aquí y otro allá. Aburridos todos, en un intento interminable de faena, le tocaron un aviso por su pesadez. En el sexto, el más encastado, demostró que encierra cualidades superiores a las atléticas. Un toreo alegre, elegante y natural. Doblegó el genio del novillo, lidió con temple y mató tan mal que al toro se le pasó la borrachera.
Babelia
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