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Los cuatro policías blancos que apalearon a un negro en Los Ángeles serán procesados por violar los derechos civiles

Los cuatro policías blancos de Los Ángeles cuya absolución, el pasado 29 de abril -tras haber apaleado a un conductor negro en una acción que fue filmada en vídeo y dio la vuelta al mundo-, suscitó violentos y mortíferos disturbios en la ciudad californiana, han sido procesados por el delito de violaciones de los derechos civiles, según informaron los acusadores privados en esa misma ciudad a última hora de la tarde de ayer.

Los oficiales blancos, que fueron declarados no culpables por la corte del Estado de California, se enfrentan a 10 años de prisión y a multas de hasta 250.000 dólares en este nuevo proceso que abrió ayer la Fiscalía Federal de Estados Unidos. Los policías Laurence Powell, Timothy Wind y Theodore Briseno están acusados de abusar de fuerza "voluntaria e intencionadamente". Los cargos contra el cuarto hombre, el sargento Stacey Koon, especifican que "permitió el asalto ilegal" de sus subordinados.El inusual procedimiento de emplear la violación de derechos civiles como maniobra legal para revisar casos ya resueltos por los tribunales estatales se ha empleado hasta ahora para rectificar sentencias polémicas que implicaban a agentes de la autoridad. El caso Rodney King es, sin duda, uno de los más controvertidos de los últimos años y se ajusta, según los fiscales, a lo previsto en la Ley de Defensa de los Derechos Civiles.

La absolución por un jurado blanco californiano de los cuatro policías que, según el vídeo casero filmado, golpearon hasta 56 veces al hombre negro que circulaba en su coche por una autopista en los alrededores de Los Ángeles el 3 de marzo de 1991, dio inicio a una revuelta social que concluyó con 60 muertos y con pérdidas materiales de 1.000 millones de dólares.

El presidente de Estados Unidos, que se declaró entonces extrañado por la sentencia, prometió que se haría justicia. El Departamento de Justicia norteamericano anunció en mayo que reiniciaba la investigación federal, que ayer se plasmó en las nuevas acusaciones. Los fiscales confían en la rotundidad de las pruebas que presentarán contra los acusados, aunque no han querido dar más detalles. Los cuatro policías se presentarán hoy ante el juez, que deberá decidir si se les impone una fianza para que permanezcan en libertad hasta el inicio de la vista.

Los efectos de la sentencia del caso King no sólo son patentes en las calles destruidas de Los Ángeles que en estos momentos todavía están en plena reconstrucción, sino en la vida cotidiana de millones de norteamericanos. El entonces jefe de policía, Daryl Gates, obligado a dimitir por su actuación al frente del departamento, está retirado y su puesto está ocupado ahora por un negro. Las camisetas con el nombre de Rodney King que llevan los jóvenes estadounidenses elevan al apaleado a la categoría de símbolo de los noventa, y una canción de rap que anima a matar policías acaba de ser retirada del mercado. La decisión de la fiscalía de presentar nuevos cargos reabre la herida social para tratar de rectificar el daño causado por una sentencia.

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