Parece inevitable el juicio político del acosado presidente brasileño
El grave escándalo que sacude a la política brasileña por las acusaciones de corrupción que salpican al presidente Fernando Conor de Mello parece encaminarse rápidamente hacia un desenlace traumático: la renuncia del jefe de Estado o el juicio político para su destitución. El coordinador político del Gobierno, el ministro Jorge Bornhausen, ha informado ya a Collor de que el proceso que buscan los partidos de oposición es prácticamente inevitable.
Acusado de connivencia con las irregularidades financieras cometidas por el millonario Paulo César Farías -quien en 1989 coordiné las finanzas de su campaña electoral-, Collor de Mello está desencadenando ahora una iniciativa política en defensa de su mandato, y se dispone a distribuir 700 millones de dólares (unos 65.000 millones de pesetas) en obras sociales en varios Estados y ayuntamientos de todo Brasil, añade consolidar su precaria base parlamentaria.Una comisión del Congreso brasileño y la policía federal desarrollan investigaciones paralelas sobre las actividades de Farías, a quien se acusa de extorsión a empresarios, tráfico de influencias, evasión de impuestos y fuga de capitales.
En dos meses de pesquisas, durante los cuales se suspendió el secreto de numerosas cuentas bancarias, la comisión legislativa descubrió elocuentes indicios de un cuantioso flujo de recursos desde las empresas de Farías hacia las cuentas particulares del mandatario brasileño y su esposa, Rosane.
Entre los 30.000 cheques e informes bancarios que obran en poder de la comisión figuran depósitos a favor de la primera dama, del ex portavoz de la presidencia, Claudio Umberto Rosa e Silva, y de otras personas allegadas al presidente. El viernes, cayó como una bomba la declaración de la testigo Sandra Fernándes Oliveira, quien acusó al ex secretario particular de Collor de Mello, Claudio Vieira, de haber inventado un crédito de cinco millones de dólares presuntamente concedidos en 1989 en Uruguay para justificar los cuantiosos gastos particulares del mandatario.
En una declaración que provocó sonoras carcajadas ante la comisión investigadora, Vieira afirmó que, con el dinero del crédito, compró 318 kilogramos de oro y que cada vez que el presidente necesita dinero, él vende oro y lo deposita en una cuenta bancaria. El ex secretario de Collor de Mello no presentó los documentos del préstamo, y fue instado por la comisión a hacerlo antes de mañana, so pena de ser procesado por desacato.
Secretaria y testigo
Sandra Fernándes, secretaria del poderoso empresario Altivez Diniz, dijo que los documentos del crédito de 1989 fueron en realidad fraguados hace dos semanas en la empresa en la que ella trabaja, en su presencia e incluso con su participación.
La testigo, que no presentó ninguna prueba para respaldar su afirmación, dijo que, a cambio del apoyo proporcionado a Vieira, Diniz espera obtener fondos estatales para la construcción de un lujoso hotel de cinco estrellas en Sao Paulo. En este negocio, a Farías le correspondería como intermediario una comisión del 12%, dijo la secretaria.
En una reunión del Gabinete celebrada el viernes, Jorge Bornhausen intentaba convencer a sus colegas del área económica de la necesidad de liberar recursos para enfrentar la situación en el Congreso, donde el juicio político a Collor parece inevitable. Un alto funcionario del Ministerio de Economía comentó que "algunos ministros dijeron que la pelea por el juicio político se va a definir voto a voto". Ayer empezaron las negociaciones para elaborar el informe de la comisión, que debe ser presentado el 21 de agosto. Uno de los miembros informantes, el senador José Paulo Bisol, dijo que el presidente puede incluso ser denunciado "como cómplice en un caso de falsificación" si se comprueba la falsedad del contrato de crédito, que el mandatario firma como garante.
Según la prensa, los ministros más prestigiosos pueden renunciar una vez conocidos los resultados de la investigación. Algunos titubeantes parlamentarios y gobernadores provinciales oficialistas parecen a punto de retirar su apoyo al presidente.
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