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Tribuna:
Tribuna
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Qué futuro aguarda a Nicaragua.

Los autores de este texto analizan la actual situación de Nicaragua, tras dos año- s de gobierno de Violeta Chamorro. Aunque el país no ha logrado todavía la estabilidad política ansiada, el programa de tránsito hacia una economía de mercado ha logre do algunos objetivos, como reducir la inflación. Sin embargo, el proceso de desmantelamiento de las conquistas populares del sandinismo sigue su curso.

Nicaragua ha dejado de ser uno de los centros de atención mundial, no porque el país haya tomado la senda de la pacificación, ni porque la vida en Nicaragua se haya vuelto anodina, ni los problemas de la revolución hayan sido resueltos con la contrarrevolución, ni los Estados Unidos, estén propiciando el desarrollo y el bienestar de la población.Durante estos dos años de Gobierno Chamorro, el país no ha logrado todavía la estabilidad política ansiada, a pesar de un mayor entendimiento entré el Gobierno y el sandinismo que exaspera a los sectores más proclives a buscar en Washington los destinos a Nicaragua. El programa económico para estabilizar la moneda y transitar hacia una economía de mercado ha logrado algunos objetivos como reducir la inflación anual de cuatro a dos dígitos. Tanto es así que en la reunión mantenida en marzo entre el Gobierno y el grupo de países donantes, éstos accedieron a otorgar créditos por valor de 1.200 millones de dólares para el bienio 93-94, como premio a los progresos alcanzados. Por el contrario, la conflictividad acumulada pesa gravemente en el otro platillo de la balanza. El ex presidente Daniel Ortega, invitado a acompañar a la delegación gubernamental, declaró entonces que "el FSLN no es una oposición clásica, latinoamericana cuyo objetivo es entorpecer la actividad del Gobierno". "No hemos dudado en respaldarlo (en estas conversaciones) pero los costos que ha tenido que pagar el pueblo son muy elevados", dijo.

El proceso de desmantelamiento de las conquistas populares ha experimentado altibajos, sin embargo no se ha detenido a pesar del valladar que opone el sandinismo. Una serie de plagas se van acumulando en el seno de la sociedad civil nicaragüense barruntándose una explosión social de mayor alcance que las precedentes y poniendo en peligro la política de estabilidad que propugnan el FSLN y el Gobierno. El escenario no puede ser más desolador: 55% de desempleo, extensión de la pobreza al 70% de la población como anunciara el ministro de la Presidencia, Antonio Lacayo, ante la Asamblea Nacional el primero de mayo; 150.000 familias no tienen nada que llevarse a la boca; hay un aumento vertiginoso de la delincuencia, la prostitución y el narcotráfico; se suceden los movimientos armados de ex contras y licenciados forzosos M Ejército que asociados ahora como revueltos o rentos bloquean carreteras y exigen al. Gobierno tierras y medios productivos a cambio del desarme; huelgag constantes, desatención médica, saqueo de cooperativas, etcétera.

La propiedad

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Las fuerzas más derechistas presionan para revertir las transformaciones sociales en el campo y en la ciudad. El Gobierno no se pronuncia por el otorgamiento de títulos de propiedad y manteniendo el criterio de la revisión para casos concretos no termina por legalizar la situación existente. Desde la Asamblea Nacional se impulsa la contrarreforma agraria con una nueva ley promovida por su presidente Alfredo César, en guerra abierta con el Ejecutivo. Por mucho que la presidenta Violeta Barrios de Chamorro vetara una ley semejante el pasado año haciendo fracasar las intenciones de César, éste, apoyándose en los sectores más feudalizantes de la UNO- y con la venia de los Estados Unidos, vuelve a la carga. Ya no es un secreto que Alfredo César, partidario del desalojo del FSLN de toda instancia de poder, se ha convertido en el candidato de Washington para las elecciones de 1996.

Los mismos Estados Unidos han reclamado a la presidenta la devolución de tierras a un centenar de somocistas, hoy ciudadanos norteamericanos. Muchos otros han regresado y recurren. a la fuerza de que disponen para echar a los campesinos pobres de las cooperativas con el pretexto de que no tienen legalizadas las propiedades. Por otra parte, muchos otros campesinos se ven obligados a vender sus tierras para pagar los créditos al banco y otros tantos malviven en la miseria al carecer de créditos para compra de semillas, fertilizantes y ganado.

Los conservadores y antiguos hacendados carecen hoy de un instrumento de fuerza dócil para generalizar las expulsiones legalmente, pues se da una lógica resistencia, por eso se plantea ya la batalla de crear una nueva policía.

La crisis de Gobierno que llevó a la dimisión del ministro de Gobernación, Carlos Hurtado, el 3 de abril, revela hasta qué punto Ejecutivo y legislativo están en guerra abierta, compitiendo en ver quién lidera el desmantelamiento de las conquistas de la revolución. Días después a esa fecha se supo que Hurtado había facilitado a Alfredo César el proyecto de reorganización de la Policía Nacional, que llegó a manos del general Colin Power antes que a las de la presidenta Chamorro.

Idea de EE UU

La idea de cambiar a los cuadros de la policía procede de Washington antes que de otra instancia. El 17 de enero el secretario de Estado James Baker, en una visita relámpago a Managua, sobresaltó a los nicaragüenses al exigir la transformación de la Policía Nacional en un cuerpo profesional no partidario, es decir, partidario de la doctrina de seguridad norteamericana, como era la Guardia Nacional de Somoza y otros tantos cuerpos militares de América Latina. Es evidente que con una policía fiel a mandos vinculados a las clases populares no se puede llevar a cabo la contrarreforma que precisa la hegemonía imparable de los Estados Unidos. El pleito de la propiedad tendría inmediata solución y las operaciones de desalojo por la fuerza gozarían del amparo de la legitimidad democrática.

En la actualidad existe un proyecto avalado por el Gobierno español para reformar la policía que ha sido cogestionado por mandos actuales y el Gobierno nicaragüense, pero que no goza del visto bueno norteamericano. Sin embargo, ya se han operado importantes cambios en lo que va de nuevo mandato gubernamental. El 26 de marzo Antonio Lacayo reconoció que el 36% de los actuales efectivos policiales ingresaron después de la toma de posesión de la presidenta Chamorro. Se dice que fueron reclutados entre los contras, pero ni siquiera por esas se complace a los Estados Unidos.

A primeros de mayo se contabilizaron ya 23 casos de cólera en Nicaragua y a finales la cifra se había extendido a 153. Para estas fechas se habla ya de 300 casos registrados, mostrando el crecimiento vertiginoso. Como es sabido, la bacteria portadora de esta enfermedad se pr opaga por el agua con facilidad y sólo el cloro y las temperaturas superiores a 60º acaban con ella. Pero la infraestructura de agua potable en la mayor parte de los núcleos urbanos pequeños y medianos e incluso en ciudades importantes no llega a todos los barrios y no siempre va clorada. Tampoco muchas familias tienen ya medios para hervir el agua y matar la bacteria, que se reproduce en las heces, y para combatirla habría, en primer lugar, que tener una buena red de saneamiento. Ni siquiera las letrinas existen en muchos asentamientos campesinos ni en los arrabales de Managua. Los campesinos emigran a las ciudades y se montan sus chabolas con cartón y plástico buscando vivir de la venta arnbulante. Managua es un hervidero de mercaderes sin fortuna, un enjambre de jóvenes vendedores que te espera en cada semáforo.

Los síntomas son la diarrea permanente hasta la deshidratación, pero la muerte puede evitarse ya que existe un antibiótico eficaz y con un régimen de rehidratación pueden recuperar la salud, pero la sanidad pública y los programas de salud se han desbaratado para facilitar el desarrollo de la economía de mercado. Ni planes para saneamiento (se pretende ya privatizar los servicios públicos urbanos de agua, luz y alcantarillado) ni programas de salud, ni empleo: Las dos primeras muertes registradas por el cólera fueron una anciana de 80 años en la comunidad de Los Jirones y un hombre de 48 en El Rama. Ninguno de los dos recibió asistencia médica.

A esta gangrena social que viene provocada por la imposición de programas de reajuste fondomonetarista en un país que acaba de salir de una guerra de ocho años, se suman las desgracias naturales. En el norte del país (Las Segovias y Matagalpa) más de 60.000 personas se encuentran en situación desesperada. El pasado año no hubo lluvias y en consecuencia no hubo cosecha. La ausencia de lluvias viene originada por la deforestación producto del hambre de tierra y no por especuladores o irresponsables, como sucede en los países ricos. En Nicaragua no hay apenas empleo industrial y las opciones son ir a las ciudades saturadas ya de emigrantes paupérrimos y meterse al comercio de la miseria, o tener un pedazo de tierra que sembrar.

El Cerro Negro

En la noche del 10 de abril el volcán Cerro Negro entró en erupción vomitando miles de toneladas de ceniza. En la ciudad de León, a unos 50 kilómetros, las calles y tejados se llenaron de arena negra hasta un palmo espesor. En el campo, 11.000 hectáreas quedaron sepultadas bajo una capa que a veces llegaba al metro de altura, provocando 8.000 nuevos refugiados sin techo ni alimentos, ni empleos. Esto sucedió en un país sin recursos dondese extiende la miseria y el cólera.

¿Es posible la estabilidad en Nicaragua en estas condiciones? Sin duda sería lo deseable, pero ni la economía de choque que se aplica, ni la aventura de contrarreforma agraria, ni el silencio internacional ante la múltiple catástrofe que se ceba en Nicaragua lo favorecen. No se conoce en democracia una situación donde la fuerza de oposición más importante tenga que ser exterminada para garantizarse la estabilidad del país. Si no se respetan las conquistas sociales e institucionales de la revolución, si no se acepta la existencia del FSLN como fuerza que se ganó el derecho a estar presente en la vida de los nicaragüenses, no será posible la estabilidad en Nicaragua.

Europa ayudó al sandinismo a derrocar al dictador y posteriormente orientó y presionó al FSLN para hacer concesiones y ampliar la democracia, con lo que adquirió una responsabilidad histórica sobre el proceso nicaragüense y sobre todo España, sobre todo por la cercanía cultural. La misión de la solidaridad internacional con Centroamérica y Nicaragua todavía continúa, a pesar de los reveses y el silencio aniquilador, pero se precisa el concurso de los Gobiernos europeos. Elfuturo de Nicaragua no puede dejarse otra vez en manos de los Estados Unidos. En el 13 aniversario del triunfo de la revolución más humana que se conoce en la historia, merece la pena hacer esta reflexión. Es cierto que ni Europa, y mucho menos España, pueden resolver de un plumazo el problema de fondo, pero desde nuestra soberanía ¿no podríamos al menos mantener informados a la opinión pública facilitando el estímulo de la solidaridad con aquellos pueblos -hace 500 anos conquistados- a los que debemos una parte importante de nuestro bienestar y desarrollo?

José Torres es presidente de la Asociación Rubén Darío de Amistad Hispano- Nicaragüense. Firman también este texto Benjamín Forcano y Cufi Carretero, vicepresidentes, y Pilar Navarro, secretaria de dicha asociación.

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