La ONU llama a una "contraofensiva humanitaria" en la antigua Yugoslavia
La Alta Comisaría de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pidió ayer el inicio de una "contraofensiva humanitaria" en la ex Yugoslavia, al inaugurar en Ginebra una conferencia internacional sobre esos refugiados, ante los representantes de 50 países. "Lo que pasa en la ex Yugoslavia puede ser un presagió de la evolución de la situación en países situados más hacia el Este", afirmó la presidenta de la ACNUR, la japonesa Sadako Ogata.
Esta reunión constituye el primer paso de la comunidad internacional para acudir al lecho de la antigua Yugoslavia y contener la ofensiva emprendida allí contra la población civil, convertida en el principal objetivo de los combates entre serbios y croatas. Éstos intentan limpiar de la etnia opuesta las zonas bajo su respectivo control. La población musulmana, mientras, está expuesta a las iras de unos y de otros.Esta conferencia pretende evaluar las necesidades más imperiosas de los más de 2,2 millones de refugiados repartidos en las antiguas repúblicas yugoslavas y en el resto de los países europeos, y establecer una coordinación en la acogida de los refugiados.
Sadako Ogata pidió a los países participantes que mantengan sus fronteras abiertas para los miles de refugiados que abandonan cada día la ex Yugoslavia. Insistió en que el desplazamiento de cientos de miles de seres humanos es en realidad el objetivo primordial de la guerra, y no su resultado. Subrayó que era inadmisible la limpieza étnica que están realizando los contendientes, y que origina el éxodo de 10.000 personas cada día.
El inicio de la reunión puso de manifiesto las diferencias existentes, respecto de este problema, en el seno de la comunidad internacional e incluso de la Comunidad Europea, a pesar de que la CE aporta ya el 80% de los fondos necesarios para hacer frente a la trágica situación de la población yugoslava (470 millones de dólares).
Alemania ha propuesto una vez más que Europa decrete cuotas para repartirse los refugiados yugoslavos, una medida impensable para la mayoría de los asistentes y los propios organismos humanitarios. El Gobierno de Bonn critica la falta de voluntad del resto de la Comunidad Europea para acoger a los refugiados.
Otra propuesta ya avanzada en los últimos días por Francia es la de intentar instalar campos de acogida próximos a las zonas de origen de los refugiados, lo que plantea, sin embargo, problemas de seguridad. Además, indicó el delegado de la ACNUR en la zona, supondría instalar a los musulmanes de Bosnia en campos rodeados por serbios y croatas.
Ayuda condicionada
La delegación norteamericana, por su parte, propuso una ayuda adicional de 50 millones de dólares, pero pidió a cambio dirigir el futuro grupo de acción que la ONU piensa crear para intentar solucionar la crisis. Añadió que estaba dispuesta a apoyar una iniciativa del Consejo de Seguridad para controlar e impedir la venta de armas en las fronteras de la ex Yugoslavia.
La preocupación principal de la ACNUR, ante la imposibilidad de poner fin a los combates, es intentar aportar el máximo de ayuda a una población desesperada. Cada día son destruidas más de 200 casas, y, los 240 delegados internacionales de la ACNUR en el terreno se esfuerzan por enfrentarse a esta situación a pesar de los riesgos que están corriendo diariamente.
La ACNUR tiene también que prever el invierno que se acerca, lo que presupone establecer las infraestructuras necesarias, almacenar tiendas, mantas y comida, y promover un acuerdo entre los contendientes para facilitar el acceso de la ayuda a la población. Esto exige interminables negociaciones.
El libre acceso de los convoyes humanitarios de asistencia a la población civil es sin duda el más complicado de los problemas a los que se enfrentan los organismos humanitarios reunidos en la conferencia de Ginebra. Este objetivo se contradice con las intenciones bélicas de cada parte, empeñadas en forzar al exilio, por medio del bloqueo, a los miembros de la etnia rival.
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