Basri no cede ante Corcuera y rechaza la readmisión de imigrantes ilegales
Si José Luis Corcuera, el ministro del Interior español, tenía aún alguna duda de que el acuerdo que había firmado el 13 de febrero con su homólogo marroquí, Driss Basri, era papel mojado, ésta quedó despejada tras la entrevista que mantuvo con él el viernes en Fez.Hace más de cinco meses, Corcuera y Basri suscribieron en Madrid un acuerdo por el que el Gobierno de Rabat se comprometía a acoger a los inmigrantes ilegales no marroquíes que hubiesen logrado entrar en España procedentes de Marruecos.
Desde entonces, las autoridades españolas no han podido devolver al reino alauí a ninguno de los cientos de senegaleses, nigerianos, liberianos y ghaneses que han intentado entregar a las fuerzas de seguridad marroquíes.
Los funcionarios de a pie e incluso algunos responsables del Ministerio del Interior marroquí reconocen en privado que los africanos llegan a España a través de su país, pero Basri negó a Corcuera que éste sea el camino para entrar a la Península y le pidió que le aportase pruebas.
Aunquetiene el convencimiento moral, Corcuera no puede demostrar nada. Los emigrantes negros se deshacen de su documentación y, sobre todo, aseguran a la policía española que son originarios de Etiopía, Somalia, Sudán u otros países en plena convulsión política, y que han llegado en barco desde Italia para evitar así ser devueltos a Marruecos. Acaban pidiendo el estatuto de refugiado político.
Basri no dio en Fez su brazo a torcer y ni siquiera quiso hacer el gesto concreto que le pidió Corcuera de readmitir a los 84 africanos que desde hace dos semanas permanecían en Melilla en tierra de nadie, entre los puestos fronterizos español y marroquí. España no tuvo más remedio que volverlos a acoger, "por razones humanitarias", el lunes de madrugada, dos semanas después de haberles expulsado. Los que no hayan podido ser repatriados, probablamente la mayoría, serán puestos en libertad dentro de 40 días.
Mentir con destreza
En las medinas de Dakar y Lagos, la ruta marroquí para llegar a una España en la que es posible quedarse si se miente con destreza empieza a ser conocida y es previsible que lo sea cada vez más.
Para hacer frente al fenómeno, Interior tiene la intención de desplazar a aguas andaluzas, en cuanto acaben los Juegos Olímpicos, a parte de los efectivos de las fuerzas de seguridad actualmente en Barcelona. Baraja también la idea de señalar con el dedo a Marruecos ante algunas instancias europeas, como el grupo de Schengen, porque no cumple sus compromisos en la lucha contra la emigración ilegal. En este contexto, El ministro de Exteriores, Javier Solana, inicia hoy su primer viaje a Rabat.
[Corcuera dijo ayer en Mérida que acordó con Basri designar representantes de ambos ministerios para "actuar urgentemente ante problemas como el de Melilla", según Europa Press].
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