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Hoy declaran los ex ministros franceses en el caso de la sangre contaminada con sida

Hoy deben prestar declaración ante el Tribunal Correccional de París tres ex ministros socialistas. Se trata de Laurent Fabius, primer ministro en 1985 y hoy secretario general del Partido Socialista; Georgina Dufoix, ex ministra de Asuntos Sociales y ex presidenta de la Cruz Roja francesa, y Edmond Hervé, ex ministro de Sanidad en 1985. Su testimonio ante el presidente del tribunal, el juez Mazières, ha de servir para esclarecer la dimensión política del asunto de las transfusiones de sangre y productos sanguíneos contaminados por el virus del sida y del cual han sido principales víctimas los hemofílicos, 256 de los cuales ya han fallecido mientras unos 1.200 son hoy seropositivos.Los procesados son cuatro doctores -Garretta, Allain, Netter y Roux- que durante la década de los ochenta ocuparon cargos de responsabilidad en el Centre National de Transfusion Sanguine (CNTS) o en el Ministerio de Sanidad y su laboratorio. Se les acusa de haber distribuido conscientemente sangre contaminada entre febrero y septiembre de 1985, fechas en las que hay ya constancia de que todos ellos sabían que los productos elaborados por el CNTS y destinados a los hemofílicos transmitían el sida.

La defensa de cada uno de los cuatro acusados ha consistido en descargar la responsabilidad en los otros, en hacerla extensiva a todo el cuerpo médico que realizaba transfusiones sirviéndose de los productos proporcionados por el monopolístico CNTS o en descargar su culpa en los políticos que no facilitaron el dinero necesario para generalizar la prueba que permite analizar la, sangre de los donantes, así como someterla a un calentamiento que desactivara el virus del sida.

Conocían el peligro

El doctor Roux, antiguo director general de Sanidad, ha insistido una y otra vez en que había advertido del peligro a los ministros Dufoix y Hervé. Para su desgracia no hay constancia escrita de ello y sí en cambio de que no se reúne con Georgina Dufoix hasta el 27 de junio de 1985, cuando Laurent Fabius ya ha anunciado en el Parlamento la obligatoriedad del análisis de la sangre de todos los donantes.Los distintos testimonios han probado incluso que el CNTS, a través del doctor Habibi, llegó a adulterar las conclusiones de un informe para evitar cuestionar la política de inversiones seguida por dicho organismo. También se ha escuchado a varios médicos que, por su cuenta y riesgo, importaron productos sanguíneos calentados o que inventaron una técnica propia de desactivación del virus, convencidos, ya en 1983, de que la ceguera del CNTS era criminal. Hoy los tres ex ministros deberán probar que ellos también fueron engañados por el CNTS y por el Laboratoire National de la Santé y, sobre todo, que el retraso en registrar el test Abott americano no se hizo para favorecer el test Pasteur francés, es decir, por razones de ahorro de patentes.

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