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Tumores de colon y recto

El intestino grueso, o colon, y el recto constituyen la parte final del tubo digestivo que desemboca en el ano. En conjunto miden unos 150 centímetros y en su cara interna están recubiertos por una superficie llamada mucosa. En ella se originan tumores benignos o malignos.Un pólipo es una lesión localizada y elevada en la mucosa. Los pólipos del intestino grueso y recto son frecuentes y se encuentran aproximadamente en algo más de un 10% de la población adulta con hábitos alimenticios occidentales. Conviene señalar que un 10-15% de pacientes con pólipos tienen cálculos en la vesícula. Los pólipos generalmente aparecen en forma aislada o en pequeño número y un 60% se localizan en los últimos 40 centímetros (recto y sigma).

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Dentro de los pólipos colo-rectales los más importantes son los llamados adenomas (tumores benignos), por su capacidad para transformarse en malignos o cánceres. Actualmente se piensa que la mayor parte de los cánceres colo-rectales se originan en un pólipo de tipo adenomatoso preexistente. Esta predisposición es más alta cuanto mayor es el tamaño del pólipo.

El cáncer colo-rectal es el quinto más frecuente en el mundo occidental. Su importancia viene determinada por su frecuencia y porque puede evitarse mediante la extirpación del pólipo en su fase aún benigna, o tratado en una fase tan temprana de su desarrollo maligno que los porcentajes de curación se aproximan al 100%.

Los pólipos benignos no suelen dar síntomas, pero su detección es fácil en chequeos específicamente dirigidos a la población de alto riesgo (antecedentes familiares o personales, emisión de sangre aislada o mezclada con las heces). Los chequeos más sencillos se basan en la búsqueda de sangre oculta en las heces y la realización de una endoscopia o examen mediante un tubo que se introduce a través del ano. El tratamiento más habitual es la extirpación del pólipo a través del propio endoscopio. En el caso, poco frecuente, de que los pólipos no puedan ser extirpados completamente debe procederse al tratamiento quirúrgico mediante el corte y la separación del segmento intestinal afectado.

Aún así, los programas de prevención son costosos en tiempo y dinero, y en el mundo desarrollado, aunque más del 40% de los pacientes tienen un historial de menos de un mes de duración de los síntomas (cambio del hábito intestinal, dolor abdominal, hemorragia o sangre mezclada con las heces, sensación de ocupación constante en el recto, pérdida mantenida de apetito y peso), hasta un 70% de los cánceres colo-rectales son lesiones avanzadas en el momento del diagnóstico, de las que aproximadamente un 20% van a ser incurables.

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Este cáncer aparece cuando la lesión, inicialmente confinada a la capa más superficial de la mucosa, comienza a invadir el resto de las capas del intestino afecto y posteriormente los tejidos u órganos vecinos.

De todos los cánceres colo-rectales que son diagnosticados en una fase potencialmente curable, alrededor del 50% son curados mediante la extirpación quirúrgica. Al igual que en el caso de los tumores benignos, ésta es una operación que realizada por equipos expertos entraña poco riesgo. Aunque se conocen muchos factores que determinan el pronóstico, todavía no es posible establecer la posibilidad de curación de forma individual.

José Manuel Devesa Múgica es Jefe de la Unidad de Coloproctología de Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

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