Francia sale del largo túnel de la revuelta de los camioneros
Francia salía ayer del largo túnel de la revuelta de los camioneros contra el sistema de puntos del carné de conducir. Llegaba la hora de los balances. El económico, varios miles de millones de francos de pérdidas, no había sido completado. El humano, los sufrimientos de millones de automovilistas, nunca podrá ser cuantificado. El político se resumía en el redescubrimiento, por parte de los socialistas, de la utilidad de los sindicatos.
Por la mañana, las organizaciones patronales y sindicales del sector del transporte por carretera pidieron a los camioneros que depusieran su actitud. En todo el país, la mayoría de las barricadas de vehículos pesados desapareció a lo largo de la jornada. El estratégico eje Lille-Paris-Lyón-Marsella fue despejado por completo. En algunos casos, los camioneros se fueron por decisión propia; en otros, los más, empujados por una policía que usaba carros de combate AMX-30 para arrastrar a los camiones e incluso reducía a los conductores a punta de pistola."El orden republicano ha triunfado sobre la ley del asfalto", anunció el Gobierno. Pero la liquidación de la revuelta se explicaba más por la acción policial y el cansancio de los camioneros que por la convicción de éstos en las bondades del. acuerdo alcanzado en la madrugada del pasado lunes.
Ese acuerdo, calificado de "pipí de gato" por Denis Marion, uno de los líderes de la revuelta, fue firmado por tres ministros, dos organizaciones empresariales y los sindicatos tradicionales de trabajadores. Pero éstos últimos -CGT, CFDT y Fuerza Obrera- representan apenas un 5% del total de los conductores asalariados de Francia.
"Espero que los camioneros cambien a partir de ahora las barricadas por el sindicalismo", dijo Jean Auroux, presidente del grupo parlamentario socialista. "El drama es la escasa sindicalización del sector del transporte", aceptó Paul Quiles, ministro del Interior. Los socialistas, al tiempo que añoran los sindicatos, redescubren ahora los riesgos del liberalismo a ultranza.
Las últimas protestas de los camioneros y de los campesinos han confirmado lo que Serge Cordelier llamó en Le Monde la "balcanización social de Francia". Tras más de una década de poder socialista, los sindicatos franceses están muy debilitados, y las protestas sociales surgen de modo espontáneo, teñidas de corporativismo y expresadas por líderes de ocasión como el camionero Tarzán u organismos provisonales como la Coordinadora Rural.
La "Francia ingobernable" contra la que luchó el general De Gaulle vuelve a estar viva. Es la Francia de las jacqueries o revueltas medievales campesinas. En los últimos nueve días, el 60% de los franceses, según las encuestas, ha simpatizado con las radicales protestas de camioneros y campesinos.
Los franceses aceptan que el sistema de puntos del carné de conducir es un buen intento para reducir la cifra de 10.000 muertes anuales en las rutas de Francia. Pero, por otra parte, muchos están hastiados del reinado mitterrandiano. "La gente está tan cabreada con Mitterrand que se ha alegrado al ver que alguien [los camioneros] interpretaba sus sentimientos", dijo ayer Francis Saint Ellier, un ciudadano de todavía hacía cola en las cercanías de Caen.
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