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TRIBUNALES

Los acusados de usar sangre con sida en Francia diluyen su responsabilidad

En el juicio sobre transfusiones de sangre contaminada por el sida y destinada a hemofílicos, que se ha reanudado en París, han empezado a declarar los principales acusados, los doctores Garretta, Allain, Netter y Roux. La estrategia de la defensa está clara: diluir responsabilidades. El doctor Allain, segundo de a bordo en el Centre National de la Transfusion Sanguine (CNTS) los años 1984-85, se ha atrevido incluso a recordar que, en determinados casos, conviene plantearse "el repartir la responsabilidad terapéutica", es decir, que el enfermo, por no haberse informado debidamente, también puede ser considerado culpable.Garretta, además de recordar: "Era Allain quien me daba el visto bueno en el terreno científico", ha insistido en que no puede olvidarse que son los médicos quienes prescriben los tratamientos y "conocían los riesgos que el tribunal evoca". Netter era también un simple técnico que cumplía órdenes desde su cargo de director general del Laboratorio Nacional de Sanidad: "Nosotros teníamos que verificar si un medicamento correspondía a las normas. No se nos pedía que controlásemos su utilización ni nos correspondía decir si era bueno o malo".

Pero si de lo que se trata es de culpar al Estado en la persona del doctor Roux, ex director general de Sanidad, éste también domina el arte de la finta: "El entonces primer ministro Laurent Fabius recortó legalmente el presupuesto destinado a investigación para enterrar millones de francos en el proyecto de un Centro Mundial de la Informática. Protesté pero no sirvió de nada". La ex ministro de Asuntos Sociales, Georgina Dufoix, ante el drama de la confusión reinante, se reconoció con fórmula que se ha hecho célebre, "responsable pero no culpable". Los ahora atusados no se consideran ni lo uno ni lo otro.

Implacable orden cronológico

El presidente del tribunal, Jean-Louis Mazières, sigue una lógica opuesta. Sus preguntas responden a un implacable orden cronológico, destinado a reconstruir la responsabilidad de cada uno de los acusados, entre otras cosas porque los acusados sólo lo son de los delitos que hayan podido cometer después de marzo de 1985. Así, si Garretta afirma que "entonces el problema del CNTS no era el sida sino la hepatitis", Mazières le recuerda las distintas circulares emanadas del propio CNTS en las que si! habla, desde 1982, de "un virus misterioso transmitido por los productos sanguíneos".Y de momento 158 personas ya han fallecido. Cuando se habla del olvido de los políticos, de por qué quedan al margen, entonces es el fiscal quien prueba que él también sabe esquivar los golpes: "Los ministros y ex ministros sólo pueden ser acusados con la aprobación del Parlamento y el Senado. Que no se cargue sobre nuestras espaldas un peso que corresponde a otro mundo".

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