Correos pide al Gobierno unas subvenciones de 180.000 millones de pesetas hasta 1995
La Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos ha trasladado al Consejo de Ministros el plan de empresa de Correos y Telégrafos, en el que se aborda la modernización de la entidad donde trabajan 51.312 funcionarios y 14.884 contratados temporales. La aplicación del plan, primero que se acomete en 50 años, abarca desde el periodo comprendido entre 1992 y 1995, plazo en el que se prevé la recuperación de cuotas de mercado perdidas y un déficit acumulado de 180.000 millones de pesetas.Ésa es la cantidad que necesita en ayudas para cubrir sus objetivos.
Cincuenta años de inmovilismo y la conversión en un organismo autónomo desde principios de año han colocado a Correos y Telégrafos frente al primer gran reto de su historia: la modernización. No existe otra alternativa para la segunda empresa del país en número de empleados -66.196-, cuyo funcionamiento es calificado por su propio director general, Luis Egusquiza, como lento, burocrático, autocomplaciente, con una oferta de servicios pobres e ineficaces que han provocado un descenso imparable de clientes y usuarios" (El Correo Postal y Telegráfico).Desde este punto de partida, el actual responsable de la empresa, que mueve 4.200 millones de efectos postales al año, ha diseñado un plan de empresa de aquí al año 1995 en el que se pretende la revisión de la política de personal, comercial, el régimen de transportes, explotación e infraestructuras, las finanzas y los recursos humanos.
Las relaciones laborales atraviesan un momento de relativa calma como colofón a dos fases de distinto signo: una primera muy combativa, acallada mediante una hábil estrategia de reclutamiento de personal para puestos directivos entre los líderes sindicales. A pesar de esta paz laboral, Correos dispone de un personal "desincentivado y dirigido con excesivo autoritarismo heredado de la dictadura", según figura en el análisis de la situación del plan de empresa.
Correos asume que el descenso de la calidad de su servicio le ha hecho perder sus clientes más rentables (el 100% del correo y la paquetería urgente está en manos de otros operadores). Para recuperarlos ha trazado un plan comercial de actuación sobre estos grandes clientes, cuya cuota espera elevar del 77,4% al 79,8% para el año 1995. En cuanto a las tarifas, se prevé un acercamiento de las urbanas a las interurbanas con unos incrementos anuales por encima del IPC, que serían superiores al 5% en las interurbanas e inferiores a ese porcentaje para los efectos postales urbanos.
Los cálculos de la aplicación del plan de empresa estiman inversiones de 31.120 millones de pesetas en obras de adecuación de las oficinas postales para el periodo 1992-1995. Algo más de 500 millones anuales se destinarán al alquiler de los 10.000 metros cuadrados del nuevo edificio situado en la calle de la Aduana de Madrid, donde está a punto de mudarse todo el aparato administrativo central de Correos. Este desalojo permitirá destinar el Palacio de Comunicaciones de Madrid a albergar todos los servicios de telecomunicación que se encuentran desperdigados, como Hispasat o Retevisión.
Las previsiones contables -en julio estrenará por primera vez en su historia un sistema de contabilidad- estiman una evolución de los ingresos de 128.000 millones en 1992 a 203.014 para 1995; los gastos totales pasarán de 154.238 a 205.172 millones de pesetas en 1995, y los de personal, de 22.313 a 33.197 millones. El resultado comercial negativo de 1991, evaluado en 50.628 millones de pesetas, se prevé reducirlo a 2.158 millones en 1995 mediante subvenciones de capital y a la explotación pero que sumadas anualmente alcanzan los 45.000 millones anuales. Considerando todo el periodo de aplicación del plan, Correos registraría un déficit acumulado de 180.000 millones de pesetas, lo que en otras palabras significa que ésa es la cantidad que necesita en ayudas para cubrir sus objetivos.
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