"Los nicaragüenses no explotan porque valoran la paz"
Antonio Lacayo, de 44 años de edad, encuentra natural que el Gobierno de la presidenta Violeta Chamorro apruebe proyectos de ley beneficiosos para el país con el apoyo de los diputados sandinistas: "Lo importante para el Gobierno no es la UNO, sino el bien de la nación". Lacayo acusó ayer en Madrid a Alfredo César Aguirre, presidente del Parlamento y líder de la coalición de 14 partidos UNO, de anteponer "sus intereses. personales a los de Nicaragua". Lacayo se refirió a César como "el hombre de Estados Unidos en Managua" en relación con el reciente bloqueo de la ayuda estadounidense de 100 millones de doláres, del que César es el supuesto, instigador.Sin embargo, Lacayo se mostró muy cauto y no quiso considerar este bloqueo como un casligo de EE UU a Nicaragua por la creciente influencia sandinista en el Gobierno de Chamorro. Atribuyó el recorte a la influencia exclusiva del senador republicano Helins y no al Gobierno estadounidense. Lacayo se mostró seguro de que la ayuda se reanuradará en pocos meses.
Lacayo reconoció que la situación económica de Nicaragua es muy precaria. El desempleo es el mayor problema con el que se encuentra Nicaragua: las cifras oscilan entre un 50% y un 70% de trabajadores en paro. El ministro reconoció qué después de la guerra, no se sabe "cuántos nicaragüenses son, ni el número exacto de los parados". A pesar de esta dura situación, Lacayo descartó totalmente el riesgo de que se produzca un estallido social, y añadió: "El pueblo nicaragüense no explota porque valora en extremo su actual dimensión pacífica".
Sin embargo, estas declaraciones parecen contradecirse con la existencia de los revueltos, grupos armados de combatientes ex contras y ex sandinistas que exigen al Gobierno tierras y créditos blandos para incorporarse a la vida civil después de haberse enfrentado entre ellos durante una década. Mientras, están ocupando fincas a punta de fusil.
Se acabó la tolerancia
Lacayo aseguró que el Gobierno ha hecho un gran esfuerzo para dar unas 20 hectáreas por persona a los ex combatientes que eran campesinos, un 66% del total. Pero reconoció que la distribución no ha sido perfecta y que los créditos y la capacitación tecnológica proporcionada son insuficientes, ya que "una economía en quiebra como la nicaragüense no está en condiciones de dar créditos a todos los soldados desmovilizados".Antonio Lacayo reafirmó la vocación pacífica de los nicaragüenses y la necesidad de que los ex combatientes dejen las armas. "La tolerancia con los civiles armados se ha acabado en Nicaragua", añadió.
Lacayo, brazo derecho de Violeta Chamorro, se encontraba ayer en Madrid en una visita preparatoria de la cumbre de jefes de Estado iberoamericanos el próximo julio. El otro motivo de su visita es el establecimiento de una cooperación policial y militar, que se materializará en el envío de instructores españoles y becas para militares nicaragüenses. Lacayo declaró que Nicaragua, tras 10 años de guerra, necesita "inculcar la variable democrática en el Ejército y convertirlo en una institución apolítica".
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