Proteger a las minorías

EL PARLAMENTO húngaro se dispone a votar una ley sobre la protección de minorías: el 10% de los habitantes del país pertenecen a 12 minorías nacionales oficialmente registradas, de las cuales la más numerosa, con una diferencia considerable, es la gitana. El proyecto de ley tiende a garantizar a los miembros de las minorías el respeto a su idioma y a su cultura, el derecho a la enseñanza en el idioma materno y también una forma de representación local y estatal para que sus intereses sean tenidos en cuenta. No es casual que los húngaros quieran dar ejemplo en cuanto al respeto de las minorías existentes en el interior de su territorio. Con ello sientan las bases para un tratamiento internacional de esta cuestión.Porque el verdadero problema son las muy numerosas minorías húngaras que viven en países vecinos: casi dos millones en Transilvania (Rumania), 700.000 en Ucrania, 400.000 en la provincia serbia de Voivodina y 600.000 en Eslovaquia, entre otras. Las dos últimas atraviesan momentos angustiosos: el nacionalismo serbio está empujando a muchos húngaros a expatriarse de sus hogares de Voivodina. Por otra parte, los húngaros de Eslovaquia temen, si ésta se separa de Checoslovaquia, que los derechos que ahora tienen (idioma, cultura, etcétera) sean borrados. Dirigentes nacionalistas eslovacos han iniciado ya una campaña preconizando que en una Eslovaquia soberana todos deberán hablar eslovaco. Pero no se trata sólo de los húngaros. Sin hablar del caso explosivo de Yugoslavia, numerosos países de Europa central y oriental tienen dentro de sus fronteras importantes minorías nacionales. Incluso si en algún caso se llegase a acuerdos para modificar la frontera, el problema nunca desaparecerá. Por eso es preciso articular un régimen efectivo de protección de las minorías que tenga, además, capacidad para controlar sobre el terreno los compromisos asumidos por cada Estado.

En Europa central, el problema exige una solución internacional, pues se habla de una dispersión multinacional. El caso húngaro trata de minorías en Eslovaquia o Ucrania , de las que el Gobierno húngaro no puede desentenderse; tiene que ayudar a su desarrollo, sobre todo en el plano cultural. Fórmulas bilaterales pueden ayudar a resolverlo; por ejemplo, el tratado recientemente firmado entre Ucrania y Hungría establece garantías para la minoría húngara de Ucrania. El antiguo ministro de Exteriores de Hungría Gyula Horn (hoy presidente de la Comisión de Cuestiones Internacionales del Parlamento de Budapest) ha propuesto que el Consejo de Europa adopte una Carta de las Minorías de cumplimiento obligatorio para todos los Estados. Es una propuesta sensata y responde a una necesidad apremiante. La creación de un estatuto internacional de protección de las minorías, con mecanismos de vigilancia que permitan atender las quejas concretas que puedan tener los ciudadanos frente al Estado en el que viven, será un factor esencial para la estabilidad de los Estados que tienen una población multinacional.