Bioy Casares: "No me veo en los libros de literatura, sino inventando cuentos"

"Siempre vivo con cinco o seis cuentos en la mente y con tres o cuatro novelas" manifestó ayer Adolfo Bioy Casares. A sus 78 años, el escritor argentino, galardonado con el Premio Cervantes en 1990, ha viajado a Barcelona, en cuya Universidad participó ayer en un coloquio sobre La invención literaria de la ciudad, en el marco del Encuentro de Escritores Iberoamericanos. Entre los proyectos inmediatos de Bioy Casares figura terminar una novela -El campeón desparejada-, escribir sus memorias y concluir la redacción de unos diarios en los que figuran las conversaciones con su amigo Jorge Luis Borges.

, Bioy Casares se mostró algo cansado en su comparecencia ante la prensa en Barcelona. Respondía con frases cortas, como si ya hubiera contestado a todas las preguntas infinidad de veces. Habló -poco- de mujeres, lo que parece inevitable por su fama de súductor; habló algo más de literatura, renegó de la crítica y comentó que en su maleta de viaje figuran libros de Nabókov y Gógol y una biografía de Flaubert."No me veo en los libros de literatura, sino inventando cuentos", manifestó Bioy Casarescuando se le preguntó por las constantes de su obra literaria. "Es un misterio porque me atrae la literatura fantástica, pero es así". Para explicar esta tendencia, el autor de La invención de Morel viajó hasta su infancia en Argentina y se refirió al armario con espejo trifásico que tenía su madre cuando él era un niño. 'Todía ver reflejado en él algo que no era real, y eso me dio ganas, probablemente, de escribir sobre lo fantástico", aventuró.

Al hablar de sus memorias, anunciadas desde hace tiempo, Bioy esbozó una sonrisa cansada.. "Ojalá las estuviera escribiendo", suspiró. "Más que escribiéndolas, sería mejor decir que estoy postergando el trabajo de la redacción de las memorias, como también trabajo en la novela El campeón desparejo y en algunos cuentos".

Como es inevitable en toda comparecencia pública de Bioy Casares, surgió el tema de sus relaciones con Jorge Luis Borges, con quien Bioy mantuvo una estrecha amistad y con quien llegó a escribir algunos libros a cuatro manos. "Con Borges conversábamos todas las noches", recordó. "Venía a casa, cenábamos y nos poníamos a hablar durante horas. Imagino que los dos nos hemos influido mutuamente y quiero creer que Borges tuvo simpatía por mí cuando me conoció porque me vio como -un seudoescritor que leía mucho. Yo escribía muy mal en aquella época y supongo que él me ayudó a inejorar".

Sobre el inicio de la colaboración entre ambos, Bioy relató algo que ya figura en sus obras. "En 1937, me encargaron un folleto comercial sobre la leche cuajada; lo pagaban a 16 pesos la página, lo que estaba muy bien por entonces. Escribimos juntos el folleto y fue seguramente para mí una Zran enseñanza".

Acerca de su comprobada fama de seductor, Bioy Casares no quiso extenderse demasiado. "¡Ojalá fuera verdad!", suspiró.

En cuanto a los diarios que se sabe que escribe desde hace años, dijo: "El propósito sigue en marcha, pero los publicaré póstumamente porque en los diarios he puesto todo. Creo que las conversaciones con Borges son divertidas, ya que lo muestran preocupado por el alcance de su palabra, son muy literarias".

Bioy Casares, que se definió como intelectualínente pesimista y de temperamento optimista", comentó que trabaja en cuadernos sin espiral para burlar la tentación de arrancar páginas. "Me imagino siempre que lo que escribo será definitivo, aunque después corrijo muchísimo".

Entre sus reflexiones, Bioy incluyó un acto de fe absoluta en la vida. "Creo que en mi vida, gracias a mi temperamento pero también a la literatura, he sido feliz. Si me propusieran un contrato para vivir otros 500 años, firmaría sin dudarlo".