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El Centro Pompidou, de París, se llena del arte de los ultimos 30 años

Polémica por la presencia de un Mirage en la exposición 'Manifiesto'

El Centro Georges Pompidou, de París, inauguró ayer la exposición Manifeste (Manifiesto), abierta hasta el 9 de noviembre, que abarca el edificio en su totalidad. Una megaexposición que, al decir de sus organizadores, es una panorámica del arte de los últimos 30 años en todas sus manifestaciones, a través de obras escogidas entre las colecciones del centro, compuestas por 32.625 piezas, de las cuales casi un tercio está entre los años 1960 y 1991.

Las colecciones comprenden, además de pinturas y esculturas, cintas de vídeos (450), fotografías (7.051), películas experimentales (525) y obra gráfica (16.874), a las que hay que añadir, a partir de ahora, las colecciones de arquitectura y diseño del Centro de Creación Industrial que la muestra actual presenta al público por primera vez.Para la muestra se han seleccionado 1.360 obras (de todas las disciplinas, comprendidas la literatura y la música) creadas por más de 400 artistas, de los cuales sólo un escaso 7% son mujeres. Una vez más, el Centro Georges Pompidou demuestra el poco interés que presta al trabajo de las creadoras.

Los 7.000 metros cuadrados que abarca la muestra han sido reformados para la ocasión por uno de los arquitectos que concibieron el centro en 1977, Renzo Piano, que ha estructurado en general amplios espacios despejados que permiten instalar holgadamente obras gigantescas, como, por ejemplo, las de Beuys. Además ha cubierto el agujero del Forum, creando dos niveles de exposición que contienen el diseño: 300 obras, entre maquetas y prototipos, piezas únicas y carteles, algunas de ellas espectaculares, como, por ejemplo, la farola de Starck (que se instalará en las calles francesas próximamente), un delfin estilizado o la supermoto de Colani, de claras reminiscencias futuristas.

Piano ha tenido también la excelente idea de abrir pozos de luz en esta sección, que permite contemplar desde arriba algunas de las obras, como, por ejemplo, el aerodinámico automóvil también de Colani, la estantería para libros en poliuretano de Pesce y el avión Mirage III E (1964), el caza militar francés, que forma parte de la muestra, según sus organizadores, para denunciar la diferencia entre los fondos concedidos a la investigación militar en relación con la civil (la segunda, beneficiándose sin duda de los logros de la primera), pero que, teniendo en cuenta que la foto del aparato aparece prácticamente en toda la publicidad de la exposición, podría también interpretarse como un golpe mediático, pues la polémica que su presencia puede suscitar servirá de excelente publicidad, atrayendo a un público -y a lo mejor incluso hasta encargos- que de otra forma no hubiera acudido.

La cuestión es, una vez más, si el fin justifica los medios y si la perfección -tan alabada, por otra parte- de su diseño puede hacer olvidar el objetivo para el cual fue concebido. La exposición comienza con la obra plástica de los movimientos que marcaron el arte de las tres últimas décadas (300 obras) -antiforma, arte obre, pop art, conceptual, nuevos realistas-, donde aparecen los nombres de siempre, Fluxus (mal e insuficientemente representado) y el videoarte, que, además de instalaciones, comprende un espacio donde pueden consultarse a voluntad todas las cintas de vídeo de la colección.

En el piso de las colecciones permanentes, la Dación Pierre Matisse -que se inaugura precisamente con esta muestra-, compuesta por 47 obras; 25 de ellas, de Henri Matisse, y el resto, de los artistas que Pierre, su hijo, defendió en su galería neoyorquina, creada en 193 1; entre ellos, Miró, Balthus, Giacometti y Dubuffet. Ya en el último piso, todas las figuraciones y abstracciones europeas, junto a las que se ha instalado la colección de arquitectura (200 dibujos y maquetas) de arquitectos como Aldo Ros¡, Jean Nouvel (proyectó el Instituto del Mundo Arabe) o Rem Koolliaas, entre muchos otros.

Resulta curioso que entre las obras elegidas del total de la exposición no haya ni una sola que haya sido realizada fuera del ámbito occidental, excepción hecha de Japón.

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