200 obras muestran en Granada las rupturas artísticas del siglo XX

Una exposición compuesta por más de 200 obras de 48 artistas, que compendia "la historia de las rupturas" artísticas registradas en el siglo XX en Europa, fue inaugurada ayer en el antiguo hospital Real de Granada, construido en el siglo XVI por los Reyes Católicos.

Desde la obra más antigua, concebida por Marcel Duchamp en 1914, hasta la que ultimaban ayer los belgas Rombouts y Droste (una urna de cristal con el título de la exposición, Tierra de nadie, escrito con los pictogramas de su invención), pasando por ilustraciones de Kleinn y obra de Beuys, Max Ernst o el español Zush, la muestra representa un sorprendente panorama de las concepciones más innovadoras nacidas en Europa.La exposición forma parte del proyecto Plus Ultra, ideado por el pabellón de Andalucía en la Exposición Universal de Sevilla, y que abarca tres exposiciones en otras tantas provincias de la región más ocho individuales en edificios monumentales en la que los artistas pretenden establecer un diálogo "transcultural" entre la creación y el entorno.

La inaugurada ayer en el hospital Real fue pensada expresamente para ocupar los espacios del soberbio edificio renacentista, hoy sede del rectorado de la universidad. El director del pabellón de Andalucía, Antonio Rodríguez Almodóvar, se refirió a la exposición como "un laberinto de fronteras" más que un mundo limitado por naciones.

La muestra está dividida en tres ámbitos diferenciados. Los dos primeros, Tránsito y Reflejos de viaje, ocupan el crucero bajo del hospital Real, mientras que el denomiando Guías y cuadernos, una alucinante colección de libros de artistas que pervierten, distorsionan y enriquecen la idea misma del libro, se exhibe en la biblioteca universitaria, en el crucero alto. Las obras correspondientes a Reflejos de viajes son una colección de pequeñas piezas que, según el comisario de la exposición, José Lebrero, requieren una "contemplación ínfirna". Allí está la obra de Duchamp, las fotos de Leonnore Mau, el termómetro del amor de Rebecca Horn, unos dibujos de Piero Manzoni o los panfletos del Movimiento Situacionista de Mayo del 68. Kleinn, Boetti o Lothar Baurrigarthen, cuya obra se expone estos días en Valencia, también están presentes en este ámbito de objetos mínimos y chocantes.

La segunda parte, Tránsito, recoge obra de mayor envergadura física, como las pinturas ideadas por On Kawara a partir de noticias de diarios de todo el mundo. A esta parte de la muestra aportan obras Joseph Beuys, Robert Fillioti y Giovanni Anselmo, entre otros.

Pero quizá lo que más sorprende respecto a su entorno -la severa biblioteca de la Universidad de Granada, que guarda en sus anaqueles volúmenes de hace siglos- es la colección de libros que ocupa un ala del crucero contigua a la que ocupan los lectores en los viejos pupitres. Las invenciones y ensayos hechos respecto a la idea del libro son tan fantásticos como numerosos. Una de las vitrinas está dedicada al catalán Zush y reúne una selección de los libros ilustrados o escritos con una grafía de su propia invención en los últimos 20 años. Zush definió ayer sus libros como su particular "centro de investigación antes de pasar la pintura al cuadro".