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La soledad de doña Violeta

La presidenta de Nicaragua pierde el apoyo de EE UU y de quienes la auparon al poder

, Por primera vez desde que Violeta Chamorro asumió el poder hace dos años, el Gobierno nicaragüense ha convocado a la población para que se manifieste frente a la Embajada norteamericana en Managua. No se trata de una acción hostil, sino de presión amistosa en un momento en que el Senado de EE UU acaba de retirar a Nicaragua la ayuda exterior, por considerar que Chamorro se ha distanciado de su base parlamentaria y está entregado a los sandinistas. Nicaragua vive la mayor crisis de su nueva etapa y doña Violeta, confiada en su yerno Antonio Lacayo, se está quedando sola.

Poco le valió a Violeta Chamorro semanas atrás esa enérgica decisión de poner en un avión a media misión diplomática libia en Managua. Creía que EE UU le iba a agradecer su decidida colaboración contra el terrorismo. No fue así. Días después, el senador republicano Jesse Helms, el de mayor rango en la Comisión de Exteriores del Senado estado unidense, bloqueaba una ayuda de 100 millones de dólares para este país centroamericano. Helms advertía que Nicaragua estaba aún en manos de los sandinistas y recriminaba a Chamorro por reducir a mera oposición a la alianza política que la llevó al poder.Aparentemente, lo que está ocurriendo en Nicaragua podría encuadrarse en las tradicionales riñas familiares que, desde mucho antes del somocismo, se vienen repitiendo constantemente en este país. De hecho, los dos principales actores, dejando a un lado a Violeta Chamorro, son los cuñados Antonio Lacayo y Alfredo César. El primero es, además de yerno de Chamorro, el principal hombre fuerte del país por su condición de ministro de la Presidencia, y el segundo es el líder de la bancada (grupo parlamentario) de la Unión Nacional Opositora (UNO), la fuerza mayoritaria que ganó las últimas elecciones.

Lacayo contra César

Lacayo y César han entrado en una guerra sin cuartel, que ya está salpicando a Chamorro. César no quiere a Humberto Ortega, hermano del anterior presidente sandinista, al frente del Ejército, y tampoco a los miembros de éste controlando a la policía o asumiendo la anacrónica posición de asesores del Gobierno. Tampoco los desea como compañeros de votación en el Parlamento de un Gobierno que constitucionalmente debería ser el suyo.Chamorro y su yerno Lacayo han introducido importantes cambios en Nicaragua desde que cayó el sandinismo. El Ejército ha pasado de 80.000 a 20.000 hombres (10.000 oficiales tuvieron que colgar sus uniformes), aparentemente se ha pacificado el país y hoy se celebran jubilosos. actos de destrucción de armamento en toda la república. Pero le ha fallado la economía, puesto que sólo se ha podido repatriar un 15% del exilio empresarial, que prefiere conservar sus negocios en Florida antes de ex tenderlos a un país donde el control policial y militar está aún en manos del Frente Sandinista, no ofrece garantías sobre la legalidad de los títulos de propiedad y -todavía existen en su territorio grupos -los llamados ahora revueltos (ex contras y ex sandinistas)-, que ocupan fincas, bloquean carreteras y, en suma, se están adueñando ilícitamente del campo.

Reprimenda de la UNO

Hace pocos días, 12 de los 14 partidos que integran la UNO le hicieron una severa reprimenda. a Chamorro. Tenían el apoyo del senador Helms y jugaban la carta de la suspensión de la ayuda, tan necesaria para este país que no crece económicamente a la altura de sus vecinos centroamericanos. Fueron acusados de alterar la institucionalidad democrática del país, llevar a Nicaragua a una nueva dictadura y abocar a los ciudadanos al colapso y al desastre.Lacayo comentaba días pasados a un grupo de periodistas que lo que está ocurriendo en su país es el resultado de un año de agitación política por parte de su cuñado César para radicalizar a la UNO, todo lo contrario a la política de reconciliación que preconiza Chamorro. Y recordaba que en una crisis inicial dentro de la UNO por liderar el Parlamento, César le debería estar agradecido porque consiguió para él los votos sandinistas que le llevaron a la presidencia.

Para el yerno de la presidenta la UNO es hoy día como "un ring de boxeo" y decía que el Gobierno de Violeta Chamorro, del que forma parte, se encuentra en el centro, "dirigiendo al país por encima de intereses partidistas".

Los sandinistas, por su parte, nunca se han encontrado más cómodamente después de su derrota electoral. Divididos también entre los que, por un lado, no aceptan la derrota y no descartan el uso de las armas in extremis, y los que, por otra, ven en el socialismo democrático una alternativa para retomar a través de las urnas al Gobierno, se divierten con las riñas internas de sus oponentes y descansan tranquilos al asegurarse que la desrevolución al menos no va a venir de este Gobierno. Lacayo, refiriéndose a si tiene al enemigo en casa, en alusión a Humberto Ortega, ha respondido recientemente, no se sabe si inocentemente o apoyándose en su pasado de sacerdote jesuita, con una frase más de púlpito que de política: "Los hombres pueden evolucionar".

El 'Richelieu' de Managua

, La nota grotesca de Managua, donde la mayoría política parlamentaria es oposición y su Gobierno cohabita con el sandinismo, la puso el pasado domingo ese nuevo Richelieu nicaragüense, consentido de la presidenta Violeta Chamorro, y que, cada día que pasa, se entromete más en los asuntos públicos del país. El cardenal Miguel Obando y Bravo convirtió su última homilía en una proclama donde anunciaba una devaluación de la moneda nacional, el córdoba, y ponía en guardia a sus fieles ante una posible subida masiva de los impuestos. La causa era la suspensión de la ayuda norteamericana.

El protocolo nicaragüense le había dado a Obando tres días antes un importante protagonismo en la apertura de la cumbre presidencial centroamericana, que fue inaugurada con otra de sus homilías, en esa ocasión centrada sobre el tratado de biodiversidad que se discute en la Cumbre de la Tierra, lo que dejó atónitos a la mayoría de los presidentes regionales y al invitado argentino, Carlos Saúl Menem.

Obando, que se hizo famoso en los años setenta por su mediación entre el somocismo y la guerrilla sandinista, rompió después con estos últimos y se hizo opositor, además de confesor personal de Violeta Chamorro. Los periódicos sandinistas de Managua, algunos de ellos dirigidos por familiares directos de la presidenta, acaban de poner al descubierto las verdaderas intenciones de este cardenal, señalándolo como una de las mejores autoridades del país que podría interceder ante Estados Unidos para que levante el bloqueo de la ayuda. Obando se pasea feliz otra vez por las calles de Managua porque le vuelven a pedir lo que más le gusta: ser él mismo la noticia.

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