Los 'eurófobos' felicitan al "valiente pueblo danés"

"Dinamarca ha dado una lección de democracia y los daneses una lección de lucidez", afirmó ayer Philippe Seguin, líder en la Asamblea Nacional francesa de la poderosa corriente eurófoba del partido neogaullista Asamblea para la República (RPR). "Ya no hay Tratado de Maastricht, puesto que sus mismos negociadores no habían previsto la hipótesis de rechazo de uno de los países firmantes, lo que, dicho sea de paso, de muestra el respeto que tenían a sus parlamentos y sus pueblos", añadió Seguin."Qué maravillosa sorpresa", dijo al recibir las noticias de Copenhague Charles Pasqua, correligionario de Seguin y líder de la oposición a Maastricht en el Senado. Pasqua felicitó al pueblo danés por su "valentía" y su "sabiduría".

En el campo de Ja izquierda hubo reacciones semejantes. "Una lección de democracia", aseguró el comunista Charles Fiterman. Max Gallo, diputado europeo socialista próximo a Jean-Pierre Chévénement, expresó su entusiasmo por Ia expresión democrática de un pueblo adulto y muy bien informado como el danés". "Aplicando la letra del tratado", añadió, "éste tan sólo se puede aplicar a doce". "El Tratado de Maastricht está muerto", proclamó Gallo, que calificó de "surrealista" la continuación del debate en el Senado sobre la reforma constitucional francesa.

Francois Leotard, líder centrista partidario de Maastricht, reconoció que el rechazo danés es "una malísima noticia para todos los europeístas". No obstante, reaccionando como Mitterrand y Bérégovoy, añadió que es preciso continuar "a once, "a diez, a nueve si es menester".

El Senado francés, que había comenzado a discutir la reforma tendente a incluir en la Constitución francesa la renuncia a la moneda nacional y la autorización del voto de los ciudadanos comunitarios, suspendió sus debates hasta el próximo martes.

Mediada la tarde, fuentes presidenciales informaron que el referéndum sobre la ratificación europea se celebrará con mucha probabilidad el próximo septiembre. La consulta popular, pensaban la mayoría de los analistas, es una apuesta arriesgada de François Mitterrand. Los antaño fuertes sentimientos europeístas de los franceses disminuyen de día en día y la coalición anti-Maastricht, que va desde el Partido Comunista a una poderosa corriente del RPR, puede conseguir un importante apoyo ciudadano. Hasta puede darse el caso de que franceses europeístas voten no por rechazo a la figura de Mitterrand.