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GOLPE A LA UNIÓN EUROPEA

Mitterrand someterá a referéndum el tratado

Alemania y Francia continuarán la construcción de la unión europea, pese al rechazo del pueblo danés y las complicaciones jurídicas que ello conlleva, según afirmaron ayer, con solemnidad y firmeza, François Mitterrand y Helmut Kohl en un comunicado conjunto. El presidente francés puso manos a la obra y anunció que su país proseguirá el proceso parlamentario de reforma constitucional y que, una vez superado éste, los franceses se pronunciarán en referéndum sobre el tratado.

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Kohl y Mitterrand ya habían anunciado en su reciente cumbre de La Rochelle que una negativa danesa al tratado de Maastricht no impediría que alemanes y franceses siguieran caminando con rapidez por la senda hacia la Unión Europea abierta por este tratado. Ayer lo reafirmaron en un comunicado conjunto. El canciller alemán y el presidente francés expresaron su determinación de continuar "de modo firme y, consecuente" la puesta en marcha de la Unión Europea. "Los dos países", aseguraron, "mantendrán el calendario previsto para la ratificación del tratado".Los líderes alemán y francés invitaron a los restantes miembros de la Comunidad Europea (CE) a ratificar el tratado antes del 31 de diciembre de este año, y subrayaron que la puerta "sigue abierta" para Dinamarca. De paso, afirmaron que en la próxima cumbre comunitaria de Lisboa ambos se declararán favorables a una rápida adhesión a la CE de Finlandia, Suecia, Austria y Suiza.

No obstante, la negativa danesa, según reconocían fuentes del palacio del Elíseo, supone un verdadero "rompecabezas jurídíco" para los países decididos a seguir impulsando la Unión Europea. Los juristas deberán encontrar, en cuestión de semanas, una fórmula que permita superar el escollo de la necesidad de que el tratado de Maastricht tenga que ser ratificado por la totalidad de los países firmantes. "En derecho internacional", reconocían esas fuentes, "un tratado firmado por doce países no es aplicable si no es ratificado por los doce".

Francia, Alemania y los otros países decididos a seguir manteniendo el tratado van a tener que consagrar en fechas próximas lo que el diario Le Monde denominaba ayer "la Europa a varias velocidades, la Europa de geometría variable, la Europa de los círculos concéntricos, la Europa a la carta". París y Bonn, en cualquier caso, están decididos a seguir siendo el "núcleo central" de la aceleración de la construcción europea.

Esta actitud de los dirigentes franceses y alemanes no pudo ocultar el profundo desasosiego de los medios europeístas de ambos lados del río Rin. En Francia, donde el Senado había iniciado el martes el debate sobre la reforma constitucional necesaria para que ese país pueda ratificar Maastricht, los eurófobos del movimiento neogaullista, el Partido Comunista, el ultraderechista Frente Nacional y la minoría socialista de Jean-Pierre Chévènement saltaron de entusiasmo.

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Los eurófobos encontraron en la actitud del pueblo danés un inesperado arsenal de argumentos y legitimidad. Y no podían ocultar su satisfacción al ver que la Unión Europea, el gran proyecto de Mitterrand en su segundo septenio presidencial, está en el aire, lo que también pone en cuestión la operación de reconquista presidencial de la opinión pública centrada en el debate sobre Maastricht.

Multitud de voces

Mientras multitud de voces se elevaban para pedir la suspensión del proceso de reforma constitucional, Mitterrand decidió contraatacar con rapidez. Afirmó que ese proceso deberá llegar a su término y anunció que la ratificación en sí del tratado de Maastricht será sometida a referéndum popular. "La renegociación del tratado no es necesaria", dijo Mitterrand, "y haremos a once lo que no es posible a doce".

En una intervención extraordinaria ante la Asamblea Nacional, el primer ministro, Pierre Bérégovoy, expresó su confianza en el "buen criterio" de los franceses en el próximo referéndum. La consulta popular no tiene todavía fecha, pero Mitterrand y Bérégovoy desean que se celebre lo antes posible. Los últimos sondeos aseguraban que, en caso de referéndum, una mayoría de franceses votarían a favor de Maastricht, pero el resultado de la consulta danesa puede cambiar muchas opiniones.

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