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Entrevista:

"Dimitir sería fácil, lo difícil es asumir las responsabilidades"

El presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, de Acción Democrática (AD), declara que tiene la seguridad absoluta de que no se repetirá un golpe de Estado en Venezuela y q rá a los cabecillas de la intentona militar del pasado 4 de febrero. Con la misma contundencia, condena el fujigolpe de Perú como el caso más perverso de degradación en el proceso democrático latinoamericano. El presidente Pérez hizo estas declaraciones en el transcurso de una entrevista concedida al enviado de EL PAÍS en su despacho del palacio de Miraflores. En algunas ventanas del palacio presidencial todavía quedan las huellas de los balazos del golpe del pasado 4 de febrero.

El presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, asegura de forma categórica, que no piensa dimitir de su puesto, a pesar de las voces que lo reclaman. Aún así, alaba la actitud constructiva del principal partido de oposición, los democristianos de Copel, y vería bien que en la elección presidencia] de 1993 los dos grandes partidos de Venezuela (AD y Copei) presentasen un candidato único.Pregunta. ¿No lamenta que lo de Fujimori no se le haya ocurrido a usted?

Respuesta. ¡Jamás! Me ha preocupado extraordinariamente el caso de Perú, porque es el caso más perverso en cuanto al peligro de un retroceso, de una degradación en el proceso democrático latinoamericano, porque es el jefe de Estado, elegido popularmente, el que ha servido de cómplice a los militares para dar un golpe militar.

P. ¿Y no sería mejor un Fujimori a tiempo que un Chávez [cabecilla del golpe del 4 de febrero pasado en Venezuela]?

R. Desgraciadamente, esto es oportunista, por no tener claro el concepto de lo que significa la democracia y los daños que se hacen por su interrupción: que se pueda llegar a pensar que se justifica un golpe cuando, en determinadas circunstancias de alguna institución del país, así aparentemente lo emeritan. Ésta es la trampa más perversa que puede de sufrir el proceso democrático en América Latina.

P. ¿No cree usted que la crítica que Fujimori hizo en la OEA a la partidocracia tiene cierta base?

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R. Bueno, ésta es la base que serviría para acabar con la democracia en todos los países del mundo. O aceptamos la democracia con sus imperfecciones y propendemos a mejorarla, o sencillamente vamos a los regímenes totalitarios. Ésta es la práctica y la teoría del fascismo. Así se crearon los regímenes fascistas. Así se mantuvo durante tanto tiempo a su paisano el dictador Franco.

P. ¿El 4 de febrero [fecha del golpe en Venezuela] está cicatrizado?

R. La verdad es que el 4 de febrero no es una fecha, por el hecho intrínseco de la rebelión militar, que valga la pena recordar. La verdad es que se demostró la fidelidad y la fortaleza de las Fuerzas Armadas nacionales. Con que yo saliera en la televisión y diera la orden comenzaron a rendirse los grupos que habían sido estimulados al alzamiento, y se redujo en dos horas todo el proceso de rebelión militar. Lo grave es que el 4 de febrero sirvió como factor catalizador, para poner sobre la actualidad la profunda crisis que se ha venido gestando a lo largo de los años en nuestro país.

P. ¿Qué siente usted, un político con una trayectoria democrática de décadas, cuando ve convertido a Chávez en un héroe popular?

R. No es verdad. Desgracidamente, hay cierta tendencia en los propios medios de comunicación social, y no con intereses malévolos, sino por las circunstancias como se presentan dentro de las informaciones. Hay la apariencia de un ídolo. El 94% o el 95% de los venezolanos rechazan el golpe militar. Lo que pasa es que para alguna gente apareció Chávez como un pretexto para hablar de la inconformidad que había sobre muchas cosas en Venezuela. Pero no hay que confundir los dos hechos.

P. 6Habrá amnistía para los cabecillas del golpe?

R. ¡Jamás, jamás!, porque aministiar es perdonar. Y creo que no se puede perdonar un hecho de este tipo, aunque posteriormente yo no soy tampoco insensible ante ciertas situaciones. Pero en este momento sería estimular el que los militares en América Latina no supieran claramente que tienen un castigo si violan la Constitución y pasan por encima de su juramento.

P. ¿Puede darse ahora en Venezuela un golpe duro de la cúpula militar?

R. Aquí no habrá golpe de ninguna naturaleza. Eso lo puede tener absolutamente seguro.

P. Lo mismo decía usted en diciembre.

R. No, yo lo que decía en diciembre es que en Venezuela había que prescindir de hablar de golpe con el pasado, para resolver los problemas del presente, y que en Venezuela no se daría un golpe. Ahora hay un hecho que no se conocía, que había una logia militar que se había constituido hace 10 años dentro de las Fuerzas Armadas y que preparó esta situación, pero que no tuvo ningún respaldo popular. Absolutamente ninguno. Eso que habla usted del ídolo..., no. Postriormente se presentaron mani y festaciones de descontento, pero no apuntan hacia un régimen militar en Venezuela.

P. Se escucha a bastante gente, partidos organizados incluso, que piden su renuncia, una dimisión.

R. Esto desde luego surge cuando viene una situación polí le tica de este trance. El jefe del Es tado es la columna vertebral del sistema y de la política. Y para este caso, dicho sin vanidad, pero también sin humildad, yo te soy uno de los líderes fundamentales de este país. Pedir mi renuncia no tiene sentido ni razón. Todo el mundo sabe que jamás el presidente renunciaría. Eso sería lo más fácil, pero lo más difícil es asumir las responsablidades por las cuales uno ha optado.

P. ¿No teme usted acabar como Alfonsín [que entregó el poder cinco meses antes del final de su mandato]?

R. Ésa es otra comparación que se ha hecho. En Argentina se dio una situación completamente anómala: se eligió un presidente que debía durar más de un año como presidente electo sin tomar posesión del cargo. Eso es una situación anómala y absurda. Fue inteligente Alfonsín al decir: "Allí está el presidente electo, venga y tome el poder". Ésa no es la situación en Venezuela.

P. En un artículo de José Vicente Rangel [periodista y ex político de izquierda] se dice que usted hace la política del avestruz y vive un poco aislado de la realidad.

R. Todo lo contrario. Me he caracterizado por ser un político pragmático, sin perder mis lineamientos ideológicos ni mis objetivos. No hablo medias palabras. No me oculto, y estoy presentando mis ideas y opiniones ante la gente constamente. Tal vez peco de franqueza. De manera que esto no tiene sentido. Desde luego que, en un momento dado, aquí se ha volcado una propaganda adversa al Gobierno, porque el programa que hemos realizado en Venezuela es sumamente difícil y complejo, y es el país más subsidiado de América Latina. Aquí todo estaba subsidiado, desde los alimentos hasta la moneda. La eliminación de los subsidios y la aplicación de las reformas indispensables trajo un choque sobre la población. No había otro camino. Yo recibí este Gobierno sin reservas internacionales, con unas deudas de 6.300 millones de dólares que eran las cartas de crédito vencidas que había que pagar inmediatamente.

P. ¿Siente usted que hay una especie de cartel opositor, casi organizado, en estos momentos?

R. Yo no diría un cartel opositor. Desde luego, si se pudiera desbancar al presidente de la República, que es un líder de cierta significación y trascendencia del partido mayoritario del país, pues lógicamente pueden coincidir muchos intereses. Pero aquí hemos tenido la fortuna de que el partido socialcristiano Copei ha entendido a fondo la situación y, manteniendo una oposición, en ciertos aspectos muy dura, ha entendido que es indispensable mantener la solidez del sistema democrático.

P. ¿Piensa que este pacto con Copei podría llegar a presentar un candidato único?

R. No hay pacto. Y en eso ha sido muy categórico el líder de esa oganización [Copei], Eduardo Fernández. Ellos están de acuerdo en lo esencial: seguir adelante con la política económica trazada por mi Gobierno.

P. ¿Una solución como en Bolivia, donde el MIR [del presidente Jaime Paz] y ADN [del ex dictador Hugo Banzer] van a ir juntos a las elecciones, no la ve usted?

R. A mí no me disgustaría una posibilidad de ese tipo, pero no existe actualmente en Venzuela.

P. ¿Pero no la excluye?

R. Yo no excluiría ninguna posibilidad.

P. ¿No cree que uno de los motivos de la decepción popular es que las expectativas que se despertaron con su reelección serían que se volvía a la "Venezuela saudí"?

R. No, no creo. Yo no tuve una "Venezuela saudí". Aquí se hicieron cosas muy importantes y se tomaron medidas de gran significación. Pero mi pecado fundamental fue no haber devaluado la moneda. En esos momentos era imposible. Y eso mantuvo esa ilusión de gran riqueza. Ahora, yo creo que lo que ha pasado en Venzuela es que el choque ha sido sumamente violento, duro e imposible de detener. Aquí, un litro de gasolina, a pesar del alza que hicimos, cuesta en estos momentos siete centavos de dólar [siete pesetas]. Sin embargo, los venezolanos consideran que es un delito tener la gasolina a ese precio. Eso le da una idea de cuál es la situación en Venezuela.

P. ¿Asistirá a la cumbre iberoamericana en España?

R. Desde luego que sí.

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