Dos proyectos para un sector

Las salidas diseñadas por la Administración central y el Gobierno vasco para el sector de aceros especiales difieren sensiblemente entre sí. Mientras desde el Ministerio de Industria se ofrece una solución conjunta para Acenor, y Forjas y Aceros de Reinosa (Foarsa) a través del holding Sidenor, el plan del vicelehendakari Jon Azúa, planteaba la unión en una misma compañía de las empresas de todo el sector ubicadas dentro de la comunidad autónoma vasca. Patricio Echeverría (PESA) y Afora, junto a los activos útiles del grupo Acenor, formaban, la sociedad Novanor, de la que dependían dos empresas especializadas: Forjas Vascas y Aceros Especiales Vascos. Ambas crearían la marca Forging & Special Steels Basque (FSSB) para comercializar sus producciones en el exterior.

La primera oferta

La reconversión del grupo planteada por Industria prevé cerrar dos de las cinco plantas de Acenor con una fuerte pérdida de empleo. Las fábricas de Llodio (Alava) y Hernani (Guipúzcoa) desaparecen y, en total, el holding registra un excedente de 1.845 obreros -1.690 en Acenor- sobre una plantilla de 4.725 trabajadores. Las nuevas inversiones reflejadas en el plan Sidenor eran de 3.200 millones de pesetas, aunque fuentes del holding confirmaron que el volumen "era mucho mayor pero no se puede detallar para poder obtener el visto bueno de la Comunidad Europea".

El plan, ultimado a finales de 1991, indicaba en sus concluciones la necesidad "de aplicar cuanto antes decisiones estratégicas contundentes".

El plan de Azúa proponía reunir los activos útiles de cuatro plantas de Acenor, más los de Afora y Pesa, de forma que los excedentes laborales se acercaban a los 2.900 empleos en todo el sector. Fuera del holding público quedaba la factoría de Acenor de Larrondo, en Vizcaya, especializada en la producción de acero inoxidable. Para ella el plan Sidenor recomienda la "venta total o parcial a un socio implantado en el sector". Ello implicaría un "plan urgente a corto plazo de reducción de pérdidas racionalizando la plantilla, mejorando los flujos productivos y reduciendo el tiempo de entrega".

Azúa desgranó los 70.000 millones de coste de la operación para la Administración vasca. El Gobierno vasco aportaba inicialmente los 18.000 millones de capital social del nuevo grupo (Novanor) y otros 15.000 millones de inversiones directas, además de una parte importante del coste laboral de Pesa y Aforasa, que superaba los 10.000 millones. Estas dos empresas cederían sus activos y pasivos por un valor de 10.500 millones. Finalmente, habría una aportación para el fondo de maniobra de 4.500 millones y otros 5.000 para el pago de las existencias.

Cuando Azúa presentó el preacuerdo hace un mes comentó que "de momento no se cerrará ninguna planta al l00%", aunque recordó que de las 1,3 millones de toneladas solo la mitad es competitiva.

La empresa resultante iba a contar con un fondo inicial de 18.500 millones de pesetas para los costos de excedentes laborales y otros 11.000 destinados a paliar las pérdidas en 1992 y 93. Las previsiones contaban con dar paulatinamente entrada a socios privados en bolsa. El sector, reflotado y rentable, acabaría, según los planes de Azúa, de nuevo en manos privadas al 100 % en el plazo máximo de dos años.